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Cultura

San Gregorio es una ciudad museo y sus murales cumplen 30 años

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Por Tito Espinosa|Fotos de Expresarte|

San Gregorio de Polanco está celebrando a pura fiesta sus 30 años del primer “Museo Abierto de Artes Visuales” del país y la región. Hasta esta semana de turismo, inclusive, los festejos se mantendrán con espectáculos al aire libre con un gran número de artistas. Más abajo de la nota les presentamos la grilla de espectáculos.

Inspirado desde  España en lo artístico y turístico, la idea de este museo desembarcó en las playas polanqueñas en los años 90s, para  plasmarse luego en coloridos murales pintados por artistas nacionales e internacionales, cobrando una identidad única  y propia que embellece a una localidad que no alcanza los 4.000 habitantes. 

Los turistas que visiten San Gregorio de Polanco, podrán disfrutar su  excelente playa de agua de dulce, que es la más grande del país, y por si eso fuera poco, también tendrán la oportunidad de apreciar los murales de la ciudad que decoran los comercios y hogares de sus habitantes.

Los murales, todos ellos de mano de artistas profesionales, expresan desde diferentes corrientes y vanguardias figuras como la de Carlos Gardel, Juana de Ibarbourou, Frida Kahlo, además de animales, elementos comerciales, paisajes, escenas costumbristas, que se suman a una larga lista de propuestas aplicadas en muros y paredes de los polanqueños.

Por motivo de todo esto ya señalado, Portal del Norte se comunicó con Liliana Tarigo, representante de la Asociación Expresarte que viene llevando adelante las actividades del museo desde hace décadas.

Un proyecto único que empezó entre amigos

“La Asociación Expresarte es una comisión de amigos que en un comienzo, cuando empezó en el año 93 con la quijotada de pintar murales, habían algunos visionarios que querían algo más que solo la playa. La inspiración vino de España, de un pueblito que tenía murales y se planteó hacer eso acá en San Gregorio”, contó Tarigo.

“La idea de los murales gustó a la población local, y las autoridades en ese momento como Sergio Texeira que dio un apoyo impresionante a los artistas que vinieron. No había muchos lugares para que estos se quedaran, pero se hospedaron en las escuelas, en la iglesia o en casas de vecinos. Los artistas eran muchachos jóvenes que en esa primera pintada lograron plasmar 26 murales”, recordó Tarigo. Ahora se cuenta con 30 nuevos murales pintados en los últimos meses y con 2 nuevas esculturas, en un total de 160 pinturas.

“Había más murales, pero algunos se han ido borrando y no se los pudieron recuperar como otros que sí se recuperaron. Pero es un orgullo porque la grifa de artistas que viene son de alto nivel y esto es una ciudad museo”, destacó Tarigo.

En este momento, están en San Gregorio el artista italiano Marco Mazzei que fue enviado por el Instituto de Cultura Italiana, también de hay uno de República Dominicana. “Todo lo relacionado al financiamiento para los murales, es por medio de las embajadas, la empresa INCA, el Municipio de San Gregorio y la Intendencia Departamental de Tacuarembó, también se presentan proyectos al MEC, y hay ayuda de los propios vecinos”, reconoció Tarigo de la Asociación Expresarte.

La semana de turismo a pura fiesta

Este próximo  7 de abril se hará el cierre oficial de los 30 años del Museo Abierto de Artes Visuales con la inauguración de un velero ubicado en la rambla, hecho por el artista Fito Sayago . Además, los descubrimientos del sello con  el código QR, también un reconocimiento a los primeros pintores y a la persona que trajo la idea desde España para hacer el museo. También habrá un número musical de Horacio y Piero y Catherine Vergnes.

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Cultura

Tacuarembó rindió emotivo homenaje al escritor Agamenón Castrillón en el Día Nacional del Libro

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Fotos: IDT|

En una jornada dedicada a celebrar la riqueza de la literatura nacional, la Intendencia de Tacuarembó conmemoró este lunes 26 de mayo el Día Nacional del Libro con un emotivo homenaje al destacado escritor tacuaremboense Agamenón Castrillón. El evento, que se enmarca dentro de las actividades de la Semana del Libro, tuvo lugar en la Sala Brocco del Centro Cultural Nacional Tacuarembó.

El profesor Santiago Cortés fue el encargado de dirigir el homenaje, destacando la profunda conexión de la obra de Castrillón con la identidad y el sentir de su tierra natal. «Leer a Agamenón es sentir que nos ha tomado de la mano y nos ha trasladado al Local Sopas o al mismo galpón del Varón», expresó Cortés, resaltando la habilidad del autor para plasmar en sus escritos las voces y expresiones propias de sus coterráneos.

Un momento significativo de la jornada fue el descubrimiento de una fotografía de Agamenón Castrillón, que desde ahora formará parte de la prestigiosa Galería del Patrimonio del Centro Cultural. Este gesto busca perpetuar la memoria y el legado del escritor para las futuras generaciones.

Además del homenaje, se llevó a cabo una maratón de lectura en honor a Castrillón, permitiendo a los presentes sumergirse en sus relatos y poemas. La actividad contó con la participación activa de familiares del escritor, estudiantes del Liceo Nº4, la Escuela Nº13 y del Liceo Militar, así como de un público general que se acercó a compartir este tributo.

Cortés también enfatizó la doble vía en la obra de Castrillón, donde el autor recoge primero las voces y giros propios de las oralidades de sus paisanos y los vierte en la escritura para luego volver a verter lo escrito en sonido con la puesta en voz de su obra”. Subrayó la importancia de las lecturas y performances impulsadas y organizadas por el propio escritor, tanto dentro como fuera del país, como una forma de dar vida a sus creaciones.

Biografía del escritor 

Yamandú Agamenón Castrillón nació en la ciudad de Tacuarembó el 7 de octubre de 1954. Era el menor de ocho hijos de un matrimonio oriundo de Carumbé, zona rural del Departamento de Salto. La familia del escritor vivió hasta su infancia en dicho lugar, hasta mudarse a la ciudad de Tacuarembó, en una vivienda entre las calles General Rivera y Olimpia Pintos. Asistió a la Escuela N°2 y luego al Liceo Departamental N°1, donde tuvo como profesores a los escritores Washington Benavides y Circe Maia.

Una vez finalizado el secundario, comenzó a cursar la carrera de Magisterio, opción que dejó por reconocer que no tenía la vocación para la misma. En 1975, ya el país en Dictadura, se va a Montevideo para estudiar el Profesorado de Historia. En esa ciudad, vivió en los barrios; Cordón, Ciudad Vieja, Cerro y por último Soriano. Trabajó durante 40 años en la empresa Estudio Posada e Hijos, donde llegó a encargado de recursos humanos. También estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación y una Tecnicatura en Recursos Humanos. Falleció el 9 de enero de 2021.

Obra literaria

En la década de 1980, Agamenón cofundó la influyente «Revista Uno en la Cultura» junto a Gustavo Wojciechowski y Héctor Bardanca. Este trío, junto con otros poetas, no solo dio vida a la revista, sino que también formó y sostuvo el «Grupo Uno» y su brazo editorial, «Ediciones de Uno». Agamenón dejó un legado literario que incluye títulos como «Perzonas» (1982), «Trece instrucciones y una traición sobre el indio de la Banda Oriental» (1985), galardonado con el Premio de la Cadena en 1989 por «El aviador de la bahía», «Cuentos de El Barón de Carumbé» (2002), que recibió el tercer premio compartido de Narrativa del MEC, y «Costas de la Aldea» (2009), entre otros. Además de su obra escrita, Agamenón incursionó en la composición de letras para canciones, las cuales fueron interpretadas por varios artistas destacados del cancionero popular uruguayo. En 2019, la editorial Yaugurú publicó «Todo asunto», una completa antología que recopila tanto textos ya publicados como aquellos que permanecían inéditos.

«Fue una vida dedicada, en las fronteras de lo posible, a la escritura. Tuvo sus momentos de nativismo pop, de concretismo costero, de provocación urbana con intermitencias performáticas», escribe Roberto  López Belloso para La Diaria en 2021, recordando la figura y obra del escritor ahora homenajeado.

Portal del Norte

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Cultura

Unidos por la cultura: Así late el corazón artístico de Tranqueras 

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Por Mario Fagúndez|

En Tacuarembó nos preciamos de tener una amplia, vasta, inmensa y rica cultura, con decenas, cientos de exponentes en diversas áreas y disciplinas regidas por cada una de las musas. Pero. ¿Qué pasa alrededor? ¿Somos conscientes de la cultura que tenemos extramuros? ¿100 kms más al norte, o al oeste, o al sur, sabemos algo de lo que está pasando? 

Este cronista, que se precia de estar día y noche con las antenas paradas captando todo lo que a cultura se refiere, estaba dejando pasar una de las movidas culturales más interesantes que están ocurriendo por estos días, y ocurriendo acá, cerquita, en la mítica Tranqueras, destino final del héroe de la canción de Osiris, aquella ciudad de la que no sabemos a cuántas leguas quedarán. 

Resulta que hay una casa y que se llama casa de piedra (o “la piedra “, a secas para los lugareños) porque justamente está hecha de dicho material, que se ha constituido en un centro cultural y faro para la región Norte. Un grupo de amigos transformaron una esquina de un pueblito del interior (esos en los que “nunca pasa nada” pero hay “infierno grande”) y armaron una movida que abarca los meses de Abril, Mayo y Junio. Si se apuran, pueden llegar. 

El fin de semana pasado les tocó el turno a NEO, un power trío Riverense con una propuesta singular, y aún van a desfilar por su escenario Mario Rodríguez Lagreca (sábado 24/5), Amazing One Mand Band (7/6) y Más que dos (21/6). La promesa es de compartir un momento con el o los artistas, mediante una entrevista previa, un show musical en toda regla y la trasmisión por Youtube y el registro correspondiente. Para acompañar la velada unos ricos Chori en medio tanque y bebidas espirituosas. 

Detrás de esta propuesta hay un colectivo muy importante que esperemos se mantenga en el tiempo y logren gestar más ciclos como este. Están invitados, la piedra los espera. ¿Dónde?: La piedra cultural, Avenida América y Cuñapiru, Tranqueras de Rivera. ¿Cuándo?: Sábados 24/5, 7/6 y 21/6 a las 20:00. Gracias a Vito por acercarme la propuesta y oficiar de Dos.

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Cultura

Tunda Prada lleva la magia de la arena y el sonido al Teatro Escayola con «Duna»

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Escribe Tito Espinosa| 

Fotos: Duna web oficial|

El próximo 24 de mayo, el Teatro Escayola de Tacuarembó se prepara para una experiencia que promete trascender los límites de lo convencional. El artista uruguayo Tunda Prada desembarca en la ciudad con su obra «Duna», un espectáculo que se presenta como un fascinante cruce de caminos entre lo sonoro, lo visual y lo táctil, todo sazonado con una profunda raíz identitaria. Olvídense de las pantallas parpadeantes y los efectos prefabricados; Prada propone un viaje artesanal donde la arena, la música y el gesto humano se entrelazan en una danza en vivo y a todo color.

En una era dominada por la inteligencia artificial y la producción en masa, «Duna» se erige como un manifiesto de lo auténtico, de la belleza que emerge del trabajo manual. Prada, con la guitarra como punto de partida, teje una trama sonora que abraza los ritmos ancestrales de la región – milongas, zambas, chacareras, litoraleñas, chamarritas, candombe y milongón – inyectándoles una dosis de rock, pop y experimentación electrónica. Pero la música es solo una hebra de este tapiz sensorial.

El verdadero corazón visual de «Duna» reside en una mesa de transparencia cubierta de arena. Allí, las manos de Prada esculpen paisajes efímeros, dibujos que nacen y se desvanecen al compás de la música. Una cámara cenital captura cada trazo, proyectando las imágenes en tiempo real sobre una pantalla gigante, permitiendo al público ser testigo directo del proceso creativo. Y como si esto fuera poco, la mesa misma se convierte en un instrumento más: sensores y piezas estratégicamente ubicadas disparan sonidos y vibraciones al contacto con la arena, transformando los movimientos del artista en una experiencia simultáneamente visual y auditiva.

«El espectáculo parece una cosa muy impresionante pero en realidad es algo muy sencillo», confiesa Prada en una entrevista exclusiva. «En tiempos de la inteligencia artificial donde muchas creaciones están por fuera de lo artesanal esto se vuelve un espectáculo muy artesanal. Si bien el obstáculo está apoyando con tecnología lo hacemos todos con nuestras propias manos.»

Pero la propuesta de Prada va más allá de la mera exhibición artística. Consciente de la importancia de la inclusión, el espectáculo incorpora la participación de dos intérpretes de lengua de señas que traducen tanto las narrativas como las letras de las canciones, garantizando que la experiencia sea accesible para todos. Además, músicos en vivo acompañan la mayoría de los temas, enriqueciendo la atmósfera sonora con paisajes que se despliegan en la pantalla junto a las imágenes de arena. Incluso un artista de «cuestiones virtuales cibernéticas» se suma al equipo, tomando los dibujos de Prada y editándolos para su aparición en diferentes pantallas, añadiendo una capa de reinterpretación digital a la base artesanal.

«Todo lo que sucede aparece en vivo, tanto las canciones, los relatos, los cuentos y los dibujos,» explica Prada sobre su método. «Yo dibujo en una mesa de transparencia donde tengo un pedestal en el escenario y eso está captado por una cámara que proyecta para luego repartirlos por las diferentes pantallas que hay.»

La arena, elemento central que da nombre al proyecto («Duna»), actúa como un aglomerante de todas estas disciplinas. No solo proporciona el lienzo para las imágenes en vivo, sino que también se convierte en un símbolo de la maleabilidad, del constante fluir y transformación que impregna toda la propuesta. «La idea es que todo sea muy inclusivo ya que se busca tener sensaciones lo más abrasadoras posibles, eso es un poco la idea, que creo que es tan simple,» reflexiona el artista.

Prada no escatima elogios para su equipo multidisciplinario, describiéndolos como profesionales de «primera línea». A pesar de ser solo cuatro personas en escena, el enfoque sigue siendo profundamente artesanal. «Si bien trabajamos con programas para las cuestiones escénicas tanto el sonido como la imagen, para ordenarlos,» aclara, subrayando que la esencia del espectáculo reside en la ejecución en vivo y la conexión humana.

«Esta es una muy buena obra para que la vea la gente del arte, desde puntos, escultores, músicos,» adelanta Prada, sugiriendo que «Duna» tiene el potencial de resonar con creadores de diversas disciplinas.

La génesis de este proyecto singular se remonta a una profunda reflexión sobre la percepción y la esencia del arte, inspirada en la experiencia de un amigo ciego capaz de «sentir» un partido de fútbol. «Entonces se empieza a descubrir de donde salen los elementos básicos del arte que nos mueve a todos los humanos. El arte viene de la percepción y son como la raíz de los estudios del arte,» explica Prada, mencionando autores que influyeron en su búsqueda de la esencia creativa.

Este punto de partida lo llevó a conectar con comunidades de personas sordas y ciegas, descubriendo la riqueza de sus lenguas y culturas. «Entonces el espectáculo habla de cómo filtramos lo que sentimos y lo llevamos a pensamiento, por eso viene la subjetividad,» concluye Prada, revelando una capa conceptual profunda que subyace a la aparente sencillez de la propuesta.

«Las canciones son todas con raíces folklóricas que es un contraste muy grande. Donde también aparece mi mano dibujando con arena, nada de tabletas gráficas por eso es tan artesanal. Por eso lo contratamos, es como un juego,» destaca Prada, invitando al público a presenciar esta particular forma de diálogo entre tradición y experimentación.

El 24 de mayo, el Teatro Escayola de Tacuarembó se convertirá en un espacio donde la arena cobra vida, la música se dibuja en el aire y los sentidos se expanden. «Duna» de Tunda Prada no es solo un espectáculo; es una invitación a reconsiderar la naturaleza del arte, la belleza de lo artesanal y el poder de la inclusión. Una cita imperdible para aquellos que buscan experiencias que trasciendan lo puramente visual o auditivo, y que resuenen en lo más profundo del alma tacuaremboense.

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