Cultura
Catherine Vergnes en Tacuarembó: “El folklore es un género que nos une con toda Latinoamérica”

Por Tito Espinosa|
El folklore nacional está en un proceso de cambio en los últimos años, algo que desde la música como expresión humana, es completamente natural y normal. La herencia musical de este género tan propio y a la vez regional, se ha visto en cooperación con otros géneros como el rock, la cumbia y el propio hip hop. En este proceso, destaca la figura de Catherine Vergnes, nacida en Paysandú en 1996.
“Yo siempre siento que la unión hace la fuerza, y además, siento que es un desafío para mí como artista de folklore ser parte de proyectos de otros artistas, de otro género, donde hay un millón de cosas que son diferentes”, dice Catherine Vergnes sobre la fusión del folklore con otros géneros.
La sanducera ha logrado cosechar una gran popularidad en festivales masivos, además, con canciones que cuentan con millones de reproducciones en las principales plataformas de música. Algo principal a destacar y es base de su éxito, es el carisma de la artista en el escenario y su conexión con el público. Cuenta, además, con músicos muy profesionales y sólidos a la hora de ejecutar las canciones.
Catherine es creadora de canciones, gran parte de su repertorio son de canciones propias. La artista en su etapa como estudiante universitaria, cursó el taller de “Creación de Canciones” con Washington Benavides, Héctor Numa Moraes y Mario Paz. De esa experiencia la sanducera expresó y tiene como aprendizaje que “uno para componer tiene que conocer y saber de todas las temáticas”.
Hasta la fecha tiene tres álbumes lanzados, “Cautivante” (2018), “Soy Campera” (2020) y su más reciente trabajo “Refugio” (2023), nombre que le da también a su actual gira por el Uruguay y el extranjero. Este próximo sábado 15 de julio la artista se presentará en el Club Tacuarembó. El show está organizado por Viviana Rodríguez Modo Eventos, las entradas se pueden obtener por Red Tickets o por más información con el 097 969 554.
Vas a presentarte en Tacuarembó, ahora a mediados de mes, como parte de una gira por varios departamentos. ¿Qué te parece el público de Tacuarembó?
Siempre nos ha ido muy lindo, porque el público nos recibe con cariño, y ustedes tienen unas características muy especiales, son como muy extrovertidos. Entonces eso hace que uno se sienta cómodo dando el espectáculo. Espero y tengo las expectativas que Tacuarembó nos va a acompañar en el Club Tacuarembó, este 15 de julio, como parte del Refugio Tour, que le da nombre al álbum. El álbum Refugio lo lanzamos en febrero de forma digital para que la gente lo tenga libre y gratuito, para que la gente se sienta refugiada en las canciones del álbum. En el trabajo hay canciones de mi autoría y otras interpretaciones de canciones que me gustan.
-¿Por qué elegiste el nombre “refugio” para tu álbum?
Porque la mayoría de las canciones que compuse para este álbum, nacieron en la pandemia. Entonces, nacieron de un estado anímico de bastante angustia y tristeza, que gracias a la música se convirtieron en superación y optimismo. Cuando fui a elegir el nombre del álbum pensé que la música fue un refugio para mí, tanto como mis canciones fueron y son para muchas personas que me siguen.
-¿Tu como psicóloga más de una vez te has planteado la música como una forma de terapia?
Sí, totalmente. Además, de lo que es toda la empatía de colaborar culturalmente en la vida y todo lo que a mi me genera la música. Por supuesto, que también de que la música es terapéutica, hace bien, y trato con esto de generar algo reflexivo, o un cambio energético o de emociones en las personas.
-Tus vídeos musicales, que se pueden ver por You Tube, tienen como una impronta de los paisajes rurales. ¿Son ideas que se te ocurren a ti o que recomiendan desde la producción de vídeos?
Todo lo que es producción musical y audiovisual, siempre las produzco yo, de forma independiente y las ideas siempre surgen de mi cabeza. Después, obviamente las comparto con mi familia y con mi equipo de trabajo. Son cosas que elijo que vivo en el día a día, siempre siento cuando uno muestra lo que es y lo que nos rodea; es más fácil de transmitir y de transmitirse.
-Como artista te has relacionado y has hecho trabajo con colegas que se encuentran tanto en el género tropical como el rock, como en el caso de No Te Va Gustar (NTVG).
Es que vengo de una generación donde sabemos fusionarnos y colaborar con otros artistas. Yo siempre siento que la unión hace la fuerza, y además, siento que es un desafío para mí como artista de folklore ser parte de proyectos de otros artistas, de otros géneros, donde hay un millón de cosas que son diferentes. Entonces, está bueno, es una forma de compartir música y público, a estos últimos les encanta que los artistas se unan.
En la última Fiesta de la Patria Gaucha donde actuaste, vi que tu grupo tiene participación y protagonismo individual de cada uno en el show. Es decir, cuando veo tu espectáculo, veo a una banda sólida.
Sí, y eso me encanta. Yo soy cantante, pero también soy música, toco la guitarra. Entonces, me siento muy cercano a lo que sienten todos mis músicos y me encanta que ellos muestran todo lo que ensayan y lo que ellos son también. Doy el espacio para que ellos se luzcan y para que los aplausos vayan directamente a cada uno de ellos. Y la verdad que la banda se ha desafiado un montón, como sacarse el miedo y de ir para adelante conmigo también.
-Has compartido escenario no solo en Uruguay, sino que también en otros países.¿ Cuál es tu visión a nivel regional de lo que es el folklore?
Sí, hemos estado en Rio Grande do Sul (Brasil), en Argentina donde todos los meses estamos girando por ahí. Lo que veo es que el folklore es un género que nos une con toda Latinoamérica, con un hecho histórico porque compartiremos un montón de ritmos y de culturas. Imaginate que estos tres países (Argentina, Uruguay y Brasil) comparten hasta el mate, tenemos elementos y cosas muy similares. Entonces, la música es algo que nos une. Ahora, la vivencia capáz es diferente, porque no es lo mismo un argentino que hoy en día tenga una asignatura obligatoria en la escuela como “folklore”, con un uruguayo que tiene que tener la suerte que justo en su escuela tenga a la maestra o la directora que le guste el folklore, por ejemplo. Se sabe que a través de la música folklórica uno aprende un montón de cosas, y esas cosas van dividiendo la intensidad en la que vivimos el folklore y las tradiciones. Pero cada país tiene sus identidades bien marcadas, y la música es algo que ayuda y los artistas que tenemos como referente marcan nuestra generación y nuestra identidad.
-Recién hablaste sobre la educación y el folklore, y estaba viendo en tu gacetilla de prensa que tienes proyecto llamado “Guitarreando”, donde hacés recorridos en varias instituciones educativas de los 19 departamentos con esto que le explicás ahora, del folklore en las escuelas.
Sí, cuando estábamos en plena pandemia junto a mi equipo de producción quisimos re invertir el tiempo que teníamos, como no podíamos dar nuestros espectáculos, entonces hicimos un proyecto solidario a pulmón, con el afán de encontrarnos con nuestra gente dando algo positivo y que sirva para la sociedad. Entonces, creamos “Guitarreando” que es un proyecto dinámico e interactivo donde yo iba con una actividad para la gurisada. La idea era fomentar la identidad y la permanencia con nuestro país con la música folklórica. En menos de tres meses recorrimos todos los departamentos del país y más de 4.000 niños y adolescentes fueron parte de la actividad.
-Tu eres la que compones las canciones o muchas de ellas que aparecen en tus discos. ¿Estudiaste en algún momento algo relacionado a la teoría musical o fue algo autodidacta que fuiste aprendiendo por vos mismo o con otros?
De chica estudié mucha guitarra en todo lo que es el instrumento, también leía muchos poemas y textos. Pero no estudié, empecé a componer a los 17 años incentivada por un maestro que me dijo que “tenía que componer porque de esa manera lo que quiere tu corazón”. Y eso es verdad, porque uno cuando compone le nace desde adentro. Al principio fue todo más atrevida y luego cuando estaba en la universidad, hice un taller de literatura con Héctor Numa Moraes y Washington Benavides, justo ahora te estoy nombrando a gente de Tacuarembó.
-Sí, conozco ese taller que se impartió en la Facultad de Bellas Artes. ¿Qué te pareció esa experiencia de estar con un referente del folklore como lo es Numa y otro literario como el Bocha Benavides?
Fue bellísimo la verdad. Pude conocer tanto léxico, tantas palabras y de nuestras tierras. Porque uno para componer tiene que conocer y saber de todas las temáticas. En estos tipos vos veías que sabían muchísimos y era hermoso escucharlos y que cada uno tuviese su personalidad. ¡Washington era un personaje! Yo lo agarré en sus últimos tiempos, pero tuve la dicha de poder cantar al lado de él en un escenario, mientras él recitaba poemas.


Cultura
Tacuarembó rindió emotivo homenaje al escritor Agamenón Castrillón en el Día Nacional del Libro

Fotos: IDT|
En una jornada dedicada a celebrar la riqueza de la literatura nacional, la Intendencia de Tacuarembó conmemoró este lunes 26 de mayo el Día Nacional del Libro con un emotivo homenaje al destacado escritor tacuaremboense Agamenón Castrillón. El evento, que se enmarca dentro de las actividades de la Semana del Libro, tuvo lugar en la Sala Brocco del Centro Cultural Nacional Tacuarembó.
El profesor Santiago Cortés fue el encargado de dirigir el homenaje, destacando la profunda conexión de la obra de Castrillón con la identidad y el sentir de su tierra natal. «Leer a Agamenón es sentir que nos ha tomado de la mano y nos ha trasladado al Local Sopas o al mismo galpón del Varón», expresó Cortés, resaltando la habilidad del autor para plasmar en sus escritos las voces y expresiones propias de sus coterráneos.
Un momento significativo de la jornada fue el descubrimiento de una fotografía de Agamenón Castrillón, que desde ahora formará parte de la prestigiosa Galería del Patrimonio del Centro Cultural. Este gesto busca perpetuar la memoria y el legado del escritor para las futuras generaciones.
Además del homenaje, se llevó a cabo una maratón de lectura en honor a Castrillón, permitiendo a los presentes sumergirse en sus relatos y poemas. La actividad contó con la participación activa de familiares del escritor, estudiantes del Liceo Nº4, la Escuela Nº13 y del Liceo Militar, así como de un público general que se acercó a compartir este tributo.
Cortés también enfatizó la doble vía en la obra de Castrillón, donde el autor recoge primero las voces y giros propios de las oralidades de sus paisanos y los vierte en la escritura para luego volver a verter lo escrito en sonido con la puesta en voz de su obra”. Subrayó la importancia de las lecturas y performances impulsadas y organizadas por el propio escritor, tanto dentro como fuera del país, como una forma de dar vida a sus creaciones.



Biografía del escritor
Yamandú Agamenón Castrillón nació en la ciudad de Tacuarembó el 7 de octubre de 1954. Era el menor de ocho hijos de un matrimonio oriundo de Carumbé, zona rural del Departamento de Salto. La familia del escritor vivió hasta su infancia en dicho lugar, hasta mudarse a la ciudad de Tacuarembó, en una vivienda entre las calles General Rivera y Olimpia Pintos. Asistió a la Escuela N°2 y luego al Liceo Departamental N°1, donde tuvo como profesores a los escritores Washington Benavides y Circe Maia.
Una vez finalizado el secundario, comenzó a cursar la carrera de Magisterio, opción que dejó por reconocer que no tenía la vocación para la misma. En 1975, ya el país en Dictadura, se va a Montevideo para estudiar el Profesorado de Historia. En esa ciudad, vivió en los barrios; Cordón, Ciudad Vieja, Cerro y por último Soriano. Trabajó durante 40 años en la empresa Estudio Posada e Hijos, donde llegó a encargado de recursos humanos. También estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación y una Tecnicatura en Recursos Humanos. Falleció el 9 de enero de 2021.
Obra literaria
En la década de 1980, Agamenón cofundó la influyente «Revista Uno en la Cultura» junto a Gustavo Wojciechowski y Héctor Bardanca. Este trío, junto con otros poetas, no solo dio vida a la revista, sino que también formó y sostuvo el «Grupo Uno» y su brazo editorial, «Ediciones de Uno». Agamenón dejó un legado literario que incluye títulos como «Perzonas» (1982), «Trece instrucciones y una traición sobre el indio de la Banda Oriental» (1985), galardonado con el Premio de la Cadena en 1989 por «El aviador de la bahía», «Cuentos de El Barón de Carumbé» (2002), que recibió el tercer premio compartido de Narrativa del MEC, y «Costas de la Aldea» (2009), entre otros. Además de su obra escrita, Agamenón incursionó en la composición de letras para canciones, las cuales fueron interpretadas por varios artistas destacados del cancionero popular uruguayo. En 2019, la editorial Yaugurú publicó «Todo asunto», una completa antología que recopila tanto textos ya publicados como aquellos que permanecían inéditos.
«Fue una vida dedicada, en las fronteras de lo posible, a la escritura. Tuvo sus momentos de nativismo pop, de concretismo costero, de provocación urbana con intermitencias performáticas», escribe Roberto López Belloso para La Diaria en 2021, recordando la figura y obra del escritor ahora homenajeado.
Portal del Norte
Cultura
Unidos por la cultura: Así late el corazón artístico de Tranqueras

Por Mario Fagúndez|
En Tacuarembó nos preciamos de tener una amplia, vasta, inmensa y rica cultura, con decenas, cientos de exponentes en diversas áreas y disciplinas regidas por cada una de las musas. Pero. ¿Qué pasa alrededor? ¿Somos conscientes de la cultura que tenemos extramuros? ¿100 kms más al norte, o al oeste, o al sur, sabemos algo de lo que está pasando?
Este cronista, que se precia de estar día y noche con las antenas paradas captando todo lo que a cultura se refiere, estaba dejando pasar una de las movidas culturales más interesantes que están ocurriendo por estos días, y ocurriendo acá, cerquita, en la mítica Tranqueras, destino final del héroe de la canción de Osiris, aquella ciudad de la que no sabemos a cuántas leguas quedarán.
Resulta que hay una casa y que se llama casa de piedra (o “la piedra “, a secas para los lugareños) porque justamente está hecha de dicho material, que se ha constituido en un centro cultural y faro para la región Norte. Un grupo de amigos transformaron una esquina de un pueblito del interior (esos en los que “nunca pasa nada” pero hay “infierno grande”) y armaron una movida que abarca los meses de Abril, Mayo y Junio. Si se apuran, pueden llegar.
El fin de semana pasado les tocó el turno a NEO, un power trío Riverense con una propuesta singular, y aún van a desfilar por su escenario Mario Rodríguez Lagreca (sábado 24/5), Amazing One Mand Band (7/6) y Más que dos (21/6). La promesa es de compartir un momento con el o los artistas, mediante una entrevista previa, un show musical en toda regla y la trasmisión por Youtube y el registro correspondiente. Para acompañar la velada unos ricos Chori en medio tanque y bebidas espirituosas.
Detrás de esta propuesta hay un colectivo muy importante que esperemos se mantenga en el tiempo y logren gestar más ciclos como este. Están invitados, la piedra los espera. ¿Dónde?: La piedra cultural, Avenida América y Cuñapiru, Tranqueras de Rivera. ¿Cuándo?: Sábados 24/5, 7/6 y 21/6 a las 20:00. Gracias a Vito por acercarme la propuesta y oficiar de Dos.



Cultura
Tunda Prada lleva la magia de la arena y el sonido al Teatro Escayola con «Duna»

Escribe Tito Espinosa|
Fotos: Duna web oficial|
El próximo 24 de mayo, el Teatro Escayola de Tacuarembó se prepara para una experiencia que promete trascender los límites de lo convencional. El artista uruguayo Tunda Prada desembarca en la ciudad con su obra «Duna», un espectáculo que se presenta como un fascinante cruce de caminos entre lo sonoro, lo visual y lo táctil, todo sazonado con una profunda raíz identitaria. Olvídense de las pantallas parpadeantes y los efectos prefabricados; Prada propone un viaje artesanal donde la arena, la música y el gesto humano se entrelazan en una danza en vivo y a todo color.
En una era dominada por la inteligencia artificial y la producción en masa, «Duna» se erige como un manifiesto de lo auténtico, de la belleza que emerge del trabajo manual. Prada, con la guitarra como punto de partida, teje una trama sonora que abraza los ritmos ancestrales de la región – milongas, zambas, chacareras, litoraleñas, chamarritas, candombe y milongón – inyectándoles una dosis de rock, pop y experimentación electrónica. Pero la música es solo una hebra de este tapiz sensorial.
El verdadero corazón visual de «Duna» reside en una mesa de transparencia cubierta de arena. Allí, las manos de Prada esculpen paisajes efímeros, dibujos que nacen y se desvanecen al compás de la música. Una cámara cenital captura cada trazo, proyectando las imágenes en tiempo real sobre una pantalla gigante, permitiendo al público ser testigo directo del proceso creativo. Y como si esto fuera poco, la mesa misma se convierte en un instrumento más: sensores y piezas estratégicamente ubicadas disparan sonidos y vibraciones al contacto con la arena, transformando los movimientos del artista en una experiencia simultáneamente visual y auditiva.
«El espectáculo parece una cosa muy impresionante pero en realidad es algo muy sencillo», confiesa Prada en una entrevista exclusiva. «En tiempos de la inteligencia artificial donde muchas creaciones están por fuera de lo artesanal esto se vuelve un espectáculo muy artesanal. Si bien el obstáculo está apoyando con tecnología lo hacemos todos con nuestras propias manos.»
Pero la propuesta de Prada va más allá de la mera exhibición artística. Consciente de la importancia de la inclusión, el espectáculo incorpora la participación de dos intérpretes de lengua de señas que traducen tanto las narrativas como las letras de las canciones, garantizando que la experiencia sea accesible para todos. Además, músicos en vivo acompañan la mayoría de los temas, enriqueciendo la atmósfera sonora con paisajes que se despliegan en la pantalla junto a las imágenes de arena. Incluso un artista de «cuestiones virtuales cibernéticas» se suma al equipo, tomando los dibujos de Prada y editándolos para su aparición en diferentes pantallas, añadiendo una capa de reinterpretación digital a la base artesanal.

«Todo lo que sucede aparece en vivo, tanto las canciones, los relatos, los cuentos y los dibujos,» explica Prada sobre su método. «Yo dibujo en una mesa de transparencia donde tengo un pedestal en el escenario y eso está captado por una cámara que proyecta para luego repartirlos por las diferentes pantallas que hay.»
La arena, elemento central que da nombre al proyecto («Duna»), actúa como un aglomerante de todas estas disciplinas. No solo proporciona el lienzo para las imágenes en vivo, sino que también se convierte en un símbolo de la maleabilidad, del constante fluir y transformación que impregna toda la propuesta. «La idea es que todo sea muy inclusivo ya que se busca tener sensaciones lo más abrasadoras posibles, eso es un poco la idea, que creo que es tan simple,» reflexiona el artista.
Prada no escatima elogios para su equipo multidisciplinario, describiéndolos como profesionales de «primera línea». A pesar de ser solo cuatro personas en escena, el enfoque sigue siendo profundamente artesanal. «Si bien trabajamos con programas para las cuestiones escénicas tanto el sonido como la imagen, para ordenarlos,» aclara, subrayando que la esencia del espectáculo reside en la ejecución en vivo y la conexión humana.
«Esta es una muy buena obra para que la vea la gente del arte, desde puntos, escultores, músicos,» adelanta Prada, sugiriendo que «Duna» tiene el potencial de resonar con creadores de diversas disciplinas.
La génesis de este proyecto singular se remonta a una profunda reflexión sobre la percepción y la esencia del arte, inspirada en la experiencia de un amigo ciego capaz de «sentir» un partido de fútbol. «Entonces se empieza a descubrir de donde salen los elementos básicos del arte que nos mueve a todos los humanos. El arte viene de la percepción y son como la raíz de los estudios del arte,» explica Prada, mencionando autores que influyeron en su búsqueda de la esencia creativa.

Este punto de partida lo llevó a conectar con comunidades de personas sordas y ciegas, descubriendo la riqueza de sus lenguas y culturas. «Entonces el espectáculo habla de cómo filtramos lo que sentimos y lo llevamos a pensamiento, por eso viene la subjetividad,» concluye Prada, revelando una capa conceptual profunda que subyace a la aparente sencillez de la propuesta.
«Las canciones son todas con raíces folklóricas que es un contraste muy grande. Donde también aparece mi mano dibujando con arena, nada de tabletas gráficas por eso es tan artesanal. Por eso lo contratamos, es como un juego,» destaca Prada, invitando al público a presenciar esta particular forma de diálogo entre tradición y experimentación.
El 24 de mayo, el Teatro Escayola de Tacuarembó se convertirá en un espacio donde la arena cobra vida, la música se dibuja en el aire y los sentidos se expanden. «Duna» de Tunda Prada no es solo un espectáculo; es una invitación a reconsiderar la naturaleza del arte, la belleza de lo artesanal y el poder de la inclusión. Una cita imperdible para aquellos que buscan experiencias que trasciendan lo puramente visual o auditivo, y que resuenen en lo más profundo del alma tacuaremboense.

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