Cultura
Dani Umpi: “Siempre hago guiños y cosas que me remiten a Tacuarembó”

Por Tito Espinosa|
Daniel Umpiérrez, mejor conocido como Dani Umpi, es uno de nuestros grandes artistas nacidos en Tacuarembó y que han trascendido por las fronteras del país. Dani hasta la fecha tiene 8 álbumes lanzados, 11 libros publicados y numerosas exposiciones de artes visuales dentro y fuera de Uruguay. Su curiosidad y creatividad en las artes en general lo convierte en un artista versátil, un cantautor, a la vez en un provocador, un performance, un estudioso del diseño de la vestimenta, de la fotografía y del audiovisual.
Dani Umpi viene de una camada de artistas que surgieron en el under capitalino, como respuesta alternativa en el año 2000-2001, periodo de crisis socioeconómica en Uruguay. En aquel entonces, eran pocos los lugares que podían abrir las puertas a su propuesta artística, pero el artista fiel a sus principios y trabajo constante, logró imponerse, su primer álbum salió en 2005 de nombre “Perfecto”, de ahí en adelante más de un buena cantidad de discos ha publicado. Su último trabajo es el octavo y tiene como nombre “Guazatumba”, en referencia a una planta típica del norte y de su querido Tacuarembó. A sus tierras volverá este próximo sábado 13 de julio en el Teatro Escayola, el show está marcado para las 21:00 horas. Las entradas están a la venta en boletería del Teatro y en Ticket Antel.
-Elegiste una carrera como Comunicaciones, a principios de los años 90s, cosa que no era muy común, tampoco era una carrera muy conocida. ¿Por qué la elegiste?
Cuando comencé a cursar hice el último año de un Plan que ya era viejo y después cambió todo. Era una Facultad que estaba al lado de Ciencias Económicas, pero era todo un momento no tan inicial porque ya había arrancado hacía unos años, pero soy de esa generación del 1993. Cuando elegí esa carrera, en realidad, era por las materias porque tampoco era que tenía una vocación muy clara. Incluso, en esa carrera se podía hacer periodismo, si bien ahora hago entrevistas para Página 12 en Argentina pero muy pocas, y cada tanto. Pero a la par también comencé Bellas Artes pero no continué, porque me interesaban más las materias que la carrera.
-Tuviste luego una postura más rupturista en relación a lo que se venía ofreciendo anteriormente, ya que a los artistas se le veía o se les exigía una postura sería en lo crítico social, con una suerte de seriedad en los escenarios. Tu apostaste a lo performativo, a lo provocativo, con otros mensajes.
Sí, es toda una generación también que salimos un poco en el 2000 0 2001, en esa crisis, donde estábamos más nucleados al boliche Pachamama, siendo un lugar abierto a nuestras cosas con mucha libertad. Todos, ya sea Max Capote, Astroboy y toda esa camada donde surgió una movida en la que yo salí de ahí, con la particularidad que era la primera vez que se hacía una cosa abiertamente de canciones homosexuales, muy propias de la comunidad LGBT. Era una estética donde estaba mucho más en los boliches, que de alguna manera pasaba al resto, porque yo hacía cosas mías, pero eran cosas propias de los boliches gays, de los transformistas. No se les decían drags, era algo cosas que salían más de la cultura gays.
-Pienso en David Bowie en relación a la puesta en escena, el trabajo en vestimenta, la fotografía y la androginia. ¿Fue un artista que te influenció?
Sí, pero creo que tardíamente, yo en su momento cuando era chico no lo escuchaba para nada. Fue un artista que escuché de grande y con una lejanía casi como si lo estudiara. Cuando era chico escuchaba a Rafaela Carrá, que eran cosas de la cultura popular de la época. Tenía interés en el Pop, en los Pet Shop Boys y todo lo del Synth Pop, ese tipo de cosas. Te puedo decir que cuando vino a mi vida David Bowie ya estaba Marilyn Manson, que era más contemporáneo.
-Pero en tus canciones veo algo de Brasil, como de artistas de la talla de Ney Matogrosso.
Si claro, y yo creo que en ese sentido también es importante que sea de Tacuarembó, porque por ejemplo, en mi casa escuchaban música brasileña, cosa que en no era tan común en el norte. Creo que la cultura de Brasil hasta Tacuarembó llega bastante directo, pero no era algo que me resultara extraño. Yo también tengo eso de los cantantes melodramáticos de lo sertanejo como Leandro y Leonardo, que eso no se da en el resto del país, recién ahora con Luca Sugo que también es de Tacuarembó, de esa canción romántica que tiene que ver con la zona.
-La primera vez que te escuché yo estaba en el Liceo, y pensé que tus canciones eran de Miranda, eso fue por 2005. Creo que tienes muchos de eso, a consonancia de la tendencia creativa que se estaba dando en aquel entonces.
Sí, de hecho mi primer disco sale por Contrapedal en Uruguay y en Argentina por Sexy Music que es el sello de Miranda. Ellos a mi me han ayudado un montón porque no solo en los inicios, siempre me los cruzo a varios que ya no están en el grupo. Ellos son muy amigos, son personas muy cercanas para mí, también he cantado con ellos varias veces y me han invitado. Y claro, soy parte de ese momento que también el Pop como género musical estaba siendo más aceptado por la cultura rock. Imaginate que antes de eso el Pop era una cosa muy secundaria y no estaba muy bien visto en Uruguay, a no ser que venía de la cumbia que sí había unos intentos, pero no se seguía tanto el Tecno Pop.

-¿Qué hay de ese Dani Umpi de tus inicios, ahora estás con tu último trabajo discográfico de nombre Guazatumba? ¿ Qué queda y en qué cambiaste? Tal vez es mucha la pregunta.
Me han preguntado mucho por ese tipo de cosas, porque también estoy por cumplir 50 años, es un momento de resumen y de evaluaciones. Yo lo veo muy bien, incluso con una legitimidad más grande de lo que yo esperaba realmente, porque siempre me vi como algo muy under o muy del ghetto del boliche gay. Pero ahora hay situaciones muy insólitas, por ejemplo, el grupo Cumbia Club hace una versión de una canción mía, también la banda de rock Eté & Los Problems. A la vez hay una generación más chica que está interesada en el Pop, o que es muy buena onda y le gusta el género. La otra vez toqué en el Teatro Solí y se agotó, cosas que en otro momento no eran tanto en Uruguay, ya que siempre me vi en el margen. Yo soy fiel a mi mismo, este último disco Guazatumba tuvo muy buenas críticas. Siempre digo que es la primera vez que a los músicos les gusta lo que hago (Risas).
Nosotros le metimos mucho trabajo, es un disco muy actual, con muchas capas. Cuando armé un grupo con músicos de acá, también estoy conociendo a gente que antes la conocía solo de nombre y es una etapa muy productiva, realizando muchas canciones. Ya el anterior disco Lechiguana estaba con repercusión, me habían nominado al Premio Gardel de Argentina a Mejor Cantante Masculino, obviamente no lo gané porque estaban artistas como Luciano Pereyra.
-Los seres humanos siempre en lo antropológico tenemos en nuestra manera de ser nuestra crianza, los valores iniciales del lugar de nacimiento en tu caso de Tacuarembó. ¿Qué sigue representando Tacuarembó en la obra de Dani Umpi?
Siempre. Hay cosas muy tacuaremboenses como “Mormazo” que es una palabra que se usa mucho en Tacuarembó y me gusta ese concepto. El otro disco que le siguió se llama “Lechiguanas” que son esas abejitas que hacen esos nidos puntiagudos de barro que yo siempre veía en el campo. Después viene “Guazatumba” que es una planta muy típica del norte, que me hace acordar mucho a Tacuarembó, mis abuelos tenían esa planta que es muy medicinal. Siempre hago guiños y cosas que me remiten a Tacuarembó.
-Ahora Tacuarembó como ciudad está teniendo todo un cambio en relación a la apertura del Teatro Escayola. ¿ Cómo ves tú todo eso?
Yo crecí toda mi vida con la idea de que el Teatro Escayola se fuera a restaurar. En mi familia hay muchas anécdotas, mi abuela por parte de padre, ella iba a la imprenta que había ahí y contaba muchas anécdotas de cuando ella era chica en ese lugar. A mi me gustó mucho todo lo relacionado al Coronel Escayola y para mi ese Teatro siempre fue muy significativo y misterioso, y ahora ir a cantar ahí estoy chocho. Me gusta que la gente responda y tiene una programación bárbara. Siempre era mi recuerdo que no teníamos lugar, ahora contamos con una sala buenísima.

-¿Cómo te presentarás este próximo fin de semana en el Teatro Escayola? ¿Qué repertorio tendrás y los músicos que te acompañaran?
Voy a ir con la banda que me acompaña ahora, ellos son todos de Maldonado. Voy a tocar canciones del último disco y canciones de otros momentos, más pensados para el show. También ocurre que en el último disco, comencé a incorporar batería y bajo, algo que no hacía porque antes era más sintetizadores. Creo que ahora tiene más espíritu de banda.
Cultura
Emma Goldman revive en Tacuarembó: «Onírika», una obra teatral para despertar conciencias

Por Tito Espinosa|
En un mundo que a menudo se siente anquilosado por la conformidad y la autoridad ciega, la figura de Emma Goldman resuena con una urgencia electrizante. Este próximo sábado 10 de mayo, el Teatro Escayola de Tacuarembó se convertirá en el epicentro de esta resonancia con el estreno de «Onírika«, una obra que no solo narra la vida de esta pionera del anarquismo y el feminismo, sino que la reimagina con una energía punk y una visión contemporánea.
Bajo la dirección de Freddy González y con la potente interpretación de Angie Oña, «Onírika» nos transporta a la turbulenta llegada de Goldman a Estados Unidos en 1886. Escapando de un destino matrimonial impuesto a sus 16 años, la joven lituana se encontró inmersa en el fervor de los sucesos de Chicago, un crisol que forjó su espíritu rebelde y la transformó en una oradora incisiva y una activista implacable. La obra, según nos cuenta la propia Oña, es la segunda entrega de una trilogía teatral, precedida por la aclamada «Ser Humana», presentada el año pasado en el Teatro Escayola a sala llena.
La conversación con Angie Oña revela una profunda conexión con el personaje que encarna. «Emma siempre fue bastante renegada de la autoridad desde un lugar muy inteligente», afirma la actriz, destacando la temprana rebeldía de Goldman contra las convenciones sociales. Su huida a Estados Unidos junto a su hermana, motivada por la amenaza de un matrimonio arreglado, la expuso a la injusticia palpable de los Mártires de Chicago, un evento que encendió en ella una llama de indignación y la impulsó a buscar respuestas en las publicaciones anarquistas y en las voces de los condenados. «Emma cada vez que los leía sentía que pensaba como ellos y siente que tiene total razón, y sufre mucho cuando son asesinados», relata Oña, subrayando la profunda empatía que definió la lucha de Goldman.

«Onírika» no se limita a ser una mera reconstrucción histórica. Las imágenes de la obra, con una Emma Goldman empuñando una guitarra eléctrica, adornada con una pulsera punk y alzando un altavoz, sugieren una puesta en escena audaz y anacrónica, un eco de la rebeldía de Goldman resonando en el siglo XXI. «Es que es una obra muy actual, es más, creo que acá Emma Goldman hace de nuevo de las suyas», explica Oña con entusiasmo. «Porque está para decirle a nuestro hoy, ella fue una rockera, una muy libre y que tiene tanto para dialogar con el hoy, por eso lo hicimos así con Freddy».
La estructura de la obra se concibe como un álbum de rock, con cada escena funcionando como un «track» que explora diferentes facetas de la vida y el pensamiento de Goldman. Aunque no se trata de un recital, la música juega un papel crucial en la atmósfera de la obra, prometiendo una experiencia teatral vibrante y poco convencional. «La obra es muy divertida, hay carcajadas, es una obra que es un canto a la vida, y la gente que sale de la obra, sale muy feliz», asegura Oña, desmitificando la imagen a menudo sombría asociada al activismo radical.

La actriz destaca la famosa frase, aunque erróneamente atribuida a Goldman, «Si no puedo bailar tu revolución no me interesa», como un reflejo del espíritu vitalista de la activista. En una época donde la militancia se asociaba con el sufrimiento y el sacrificio, Goldman abogaba por la alegría, la libertad y el placer como elementos intrínsecos de una sociedad justa.
Angie Oña, quien se define con un «corazón anarquista» desde su adolescencia, ve en figuras como Emma Goldman un faro de inspiración. «Una de las cosas interesantes de este trabajo, es que siento que hay una gran estigmatización o un romanticismo exagerado con respecto a lo que significa el anarquismo», reflexiona, expresando su deseo de que el público comprenda la relevancia y la complejidad de esta filosofía política. La respuesta del público hasta ahora, independientemente de su afiliación política, ha sido «preciosa», lo que sugiere que la poderosa voz de Emma Goldman, reinterpretada en «Onírika», tiene el potencial de trascender las ideologías y conectar con la búsqueda universal de libertad y justicia.

Este sábado, el Teatro Escayola de Tacuarembó se prepara para recibir una descarga de energía anarquista y feminista. «Onírika» no es solo una obra de teatro; es una invitación a repensar el presente a través de la lente de una mujer que desafió las convenciones de su tiempo y cuya lucha sigue siendo asombrosamente relevante hoy. No se pierdan la oportunidad de presenciar este «concierto teatral» que promete despertar conciencias y celebrar la vida con la misma pasión indomable que caracterizó a Emma Goldman, «la mujer más peligrosa del mundo» cuya única arma era, y sigue siendo, la palabra.
Cultura
La improvisación toma la posta: Tacuarembó se estrena en la escena del jazz

Por Tito Espinosa|
En el vasto paisaje uruguayo, más allá del eco del candombe, el folclore y la melancolía del tango, un nuevo sonido comienza a tomar forma. Impulsado por la visión de cinco músicos apasionados, el Primer Festival de Jazz Club de Tacuarembó emerge como una promesa de mantener viva la llama incandescente del jazz en todas sus gloriosas y esquivas formas. Y para dejar en claro sus intenciones, el póster del evento lo dice todo: la mirada profunda y el saxo cósmico del inmortal John Coltrane presiden este debut histórico.
Durante las últimas semanas, la imagen de Coltrane, ese alquimista sonoro que redefinió la armonía del jazz y se convirtió en un faro para generaciones de músicos, ha aparecido en las redes sociales. Una declaración audaz, un guiño a las raíces profundas y a la vez un presagio de la exploración sonora que se avecina el próximo 3 de mayo en el venerable Teatro Escayola. La fecha, estratégicamente elegida, celebra el Día Internacional del Jazz, un recordatorio global del poder unificador y la libertad inherente a esta música nacida en los márgenes.
Para desentrañar los misterios de este primer capítulo jazzístico en Tacuarembó, nos pusimos en contacto con el hombre detrás de la cortina, el coordinador del festival, Jorge Cortés. Su voz, cargada de una mezcla palpable de entusiasmo y determinación, nos guió a través de la génesis de este proyecto. “Es el primer Festival de Jazz en la historia de Tacuarembó”, afirmó con orgullo. “Queremos mostrar la diversidad del género, desde sus raíces hasta sus fusiones más contemporáneas”.

La alineación de este bautismo de fuego jazzístico promete ser un crisol de talentos. Cortés nos adelantó la presencia de un intrigante dúo conformado por la percusión innovadora de Diego Pérez y el lirismo melancólico del violín de Sebastián Estigarribia. A ellos se suma el trío de la guitarrista Agustina Canavesi, una joven promesa que seguramente dejará su marca junto a la sólida base rítmica de “Tote” Fernández en la batería y Bruno López en el bajo.
La cuota local estará representada por la banda Nogal, donde el propio Cortés empuñará el saxo, acompañado por Fernando Isasa en la guitarra, Pablo Davila en el bajo y Héctor Acosta en la batería. Pero la noche no terminará ahí. Se anuncian invitados especiales como Wilder Ferreira, añadiendo más color a la paleta sonora, y un sentido tributo al pianista local Pedro Gallegos, un reconocimiento a la tradición musical del departamento.
“Habrá muchos estilos dentro del jazz”, explicó Cortés, subrayando la amplitud de la propuesta. “Cada banda, en algunos casos, tocará sus propios temas. Tenemos compositores como Gabriel Estrada, cuyo cuarteto es un referente con mucha trayectoria junto a Gustavo Villalba”. Y como un puente hacia la rica historia del jazz sudamericano, el festival contará con la presencia de Jam Pom, una de las bandas estables del legendario Hot Club, la institución de jazz más antigua de la región.
Cortés se explayó sobre la naturaleza camaleónica del jazz: “El jazz es uno de los estilos musicales que se va fusionando con las músicas locales de distintos países, por eso tenemos el tango jazz, candombe jazz, el funk, blues… ¡son innumerables! Algunos se imaginan solo el jazz de 1900 de Nueva Orleans, pero su mundo es tan diverso que es imposible abarcarlo en un solo festival”.

Al hablar de la calidad de los músicos de jazz, Cortés no dudó en señalar su exigencia, equiparándola con la música clásica. Y luego, compartió la curiosa etimología del género: “Se llama jazz por el perfume de las prostitutas de la época de 1900, nació en los burdeles de Nueva Orleans, en los bajos fondos. Luego, como todo, evolucionó hasta la tremenda variedad que conocemos hoy”.
Pero Cortés fue más allá de la anécdota, profundizando en la esencia misma del jazz: “Este género tiene una gran diferencia con otras estructuras musicales donde tenés que tener una partitura que respetar. Para que sea jazz tenés que tener improvisación, y eso significa que el músico delante del público tendrá que crear de forma espontánea un toque, con el riesgo que eso implica, como errar notas o quedar fuera de base. Por lo tanto, implica tener dominio de los instrumentos y conocimientos profundos de la estructura del jazz”. Una declaración que resuena con el espíritu rebelde y la maestría técnica que siempre han definido a los grandes del jazz.
Tacuarembó, con este festival inaugural, busca inscribirse en el mapa de los encuentros jazzísticos uruguayos, sumándose a nombres ya establecidos como el Festival de Jazz en Mercedes y el Festival Internacional de Punta del Este, este último un imán para músicos de élite mundial. “Hay en toda la costa un gran apoyo del público, sobre todo entre los jóvenes con el jazz fusión en Montevideo, donde hay toques todas las semanas”, comentó Cortés, vislumbrando un futuro prometedor para la escena jazzística nacional, impulsada incluso por una nueva Licenciatura en Jazz y Música Creativa.
Finalmente, Cortés compartió un fragmento de su propia historia ligada a la música y al jazz, una conexión que se remonta a su infancia: “Mi trayectoria musical nace con mi abuela, cuando forma el Conservatorio Municipal y la Banda Municipal. Yo, a los siete años, corría por los pasillos del Conservatorio (hoy Casa de la Cultura), ahí hacía los deberes y estudiaba música. De ahí viene mi pasión por el saxofón. A los 11 años ya era músico de la Banda Municipal, cuyo nombre precisamente proviene del jazz en su estructura, y la verdad sonaba muy bien. Por motivos de estudio, dejé por 30 años el saxofón para dedicarme a la odontología. Pero hace dos años retomé con los saxofones, dedicándole una parte importante de mi vida a esta materia pendiente que es el saxofón y el jazz”. Una historia de pasión postergada que ahora florece en la creación de este festival.
Así, Tacuarembó se prepara para una noche donde las notas vibrarán en el aire, donde la improvisación será la reina y donde el espíritu indomable del jazz encontrará un nuevo hogar. El Primer Festival de Jazz Club no es solo un evento musical; es una declaración de amor a un género que desafía las convenciones y celebra la libertad de la expresión. Coltrane lo mira desde el cartel. Tacuarembó está lista para volar.
Cultura
Teatro Escayola: Un Año de renacimiento cultural en Tacuarembó

El próximo 19 de abril, el emblemático Teatro Escayola celebrará su primer aniversario desde su reapertura, marcando un hito significativo para la cultura de Tacuarembó. La fecha, que coincide con la conmemoración del “Desembarco de los Treinta y Tres Orientales”, adquiere ahora un doble significado para la comunidad local, representando un nuevo “desembarco” en el ámbito cultural.
En recientes declaraciones anunciando este aniversario, el intendente de Tacuarembó, Eber da Rosa, y la directora del Teatro Escayola, Matilde Vera, compartieron su entusiasmo y visión sobre este primer año de gestión.
El intendente da Rosa expresó su profunda satisfacción: “Es un objetivo anhelado después de tantos años. Yo me crié en Tacuarembó y desde que tengo uso de razón he escuchado de la aspiración de que esto volviera a ser algún día el Teatro Escayola. Así que es un gusto de que estemos celebrando el primer año y damos las felicitaciones a la gestión, a la escribana por el impulso y el trabajo que viene realizando para ser posible de que esto tuviera el nivel que tenga que tener después de una larga lucha de tantos años para reabrir”.

Foto de la conferencia de prensa en el Teatro Escayola, aparecen :Matilde Vera y Eber Da Rosa.
Por su parte, la directora Matilde Vera destacó el esfuerzo colectivo que hizo posible la reapertura: “La reconstrucción del teatro se hizo desde la Junta Departamental de Tacuarembó y de la Intendencia para llegar hasta acá. Trabajaron mucho tanto municipales como empresas privadas. Ahora estamos celebrando 200 años de nuestra independencia nada menos, el 19 de abril, y para nosotros es un nuevo desembarco para la cultura de Tacuarembó”.
Mirando hacia el futuro, Vera enfatizó la importancia del teatro para las nuevas generaciones: “Lo importante es que las nuevas generaciones van a crecer con un Teatro Escayola. Y siempre digo que este teatro tiene que ser laico, abierto a todo el público e inclusivo con una programación diversa y como el teatro es para todos, la programación tiene que ser muy amplia”.
En este primer año, el Teatro Escayola ha sido escenario de diversos eventos de gran relevancia. La directora resaltó especialmente la realización del primer Festival Internacional de Cine en Tacuarembó, que proyectó 200 películas de 65 países a lo largo de 12 días. Además, la murga ganadora del Carnaval 2025 de Tacuarembó, La Marchanta, ofreció dos funciones con gran recibimiento del público.
Para celebrar este primer aniversario, el Teatro Escayola ha preparado una gala especial para el 19 de abril a las 20:00 horas, con entrada libre. La noche contará con la presentación de dos destacados artistas uruguayos: Pablo Vares, nieto de tacuaremboenses quien se presenta por primera vez en Uruguay, y el reconocido guitarrista clásico tacuaremboense Antonio Sanguinetti. Un hecho curioso y significativo es que ambos artistas se conocieron en un teatro en Sao Paulo, Brasil, y ahora se reunirán en el escenario del Teatro Escayola. Previo a la gala, a las 18:00 horas, el Ballet de Rivera se presentará con el apoyo de la Intendencia de Rivera.
Consultada sobre el impacto del teatro en los artistas locales, Matilde Vera compartió una anécdota inspiradora: un niño, tras presenciar una actuación en el teatro, decidió dedicarse a estudiar música al ver a Hugo Fatorusso. “Yo creo que esas cosas son de las mejores, desde la apertura del Centro Cultural es inspirar a las nuevas generaciones y cuidar el patrimonio inmaterial. Yo creo que en Tacuarembó está haciendo Teatro Independiente, y creo que es muy bueno, hay todo un movimiento de espectáculos en la ciudad”, concluyó la directora, evidenciando el florecimiento cultural que el Teatro Escayola está impulsando en Tacuarembó.
El primer aniversario del Teatro Escayola no solo celebra la recuperación de un espacio emblemático, sino que también reafirma su rol como un motor fundamental para el desarrollo cultural y artístico de Tacuarembó, abriendo sus puertas a nuevas generaciones y consolidándose como un punto de encuentro para la diversidad de expresiones artísticas.
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