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Cultura

La Banderola de Santiago Battello se presenta este sábado 17 en el Club Tacuarembó

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Por Tito Espinosa|

La banda de rock La Banderola, la cual integra en voz Santiago Battello, se presenta este sábado 17 de septiembre en el Club Tacuarembó a las 21 horas, como parte de su gira denominada “Ir”, especialmente armada para Montevideo y Tacuarembó.

La organización del show está a cargo de Viviana Rodríguez Modo Evento, las entradas se pueden adquirir por medio de óptica Boutique o a través del 097 969 554, también en portería el día del evento. 

Portal del Norte, cubriendo previo al show, tuvo la oportunidad de entrevistar a Battello y como nos adelantó respecto al mismo: “El público se va a encontrar con mi historia artística” . Y en cuanto a la banda “ella se comió al solista” remarca Battello.

-El próximo sábado 17 de septiembre te presentarás con La Banderola en el Club Tacuarembó. ¿Qué es lo que el público va a ver y escuchar esa noche?

-Estoy como parte de La Banderola y no necesariamente como solista, ya que ella se comió al solista. Lo que se hizo fue tener canciones propias de la banda, es decir, es un proyecto más colectivo. Y también de los temas de la Marulata y de mi etapa solista, que salieran mejor también tocarlos. Entonces, el público se va a encontrar con mi historia artística, básicamente. Pero con el añadido de que la banda tiene más fuerza rockera a diferencia de Marulta que, si bien  esta es rockera, predominaba el reggae.

-Tomando lo que me explicaste hasta el momento. ¿Cómo definirías a La Banderola como banda?

La Banderola tiene como género madre el rock and roll. El rock uruguayo, reggae y algo de cumbia también.  En mi etapa solista, era más reggae pop y con mucho formato acústico. La Banderola que, por cierto, está para escucharla en todas las plataformas digitales, tiene sin dudas esa faceta rockera porque, es un poco a lo que la banda le sale mejor.

-Además se han presentado en varios escenarios, como es el caso del Festival de Paso de los Toros el pasado 2021.

Estuvimos en Paso de los Toros, en el Festival del Lago que se hace en Canelones. También en el Festival San Patri de Punta del Este, además le abrimos a Armaninho. Fuimos a La Plata (Argentina), con la banda Cruzando el Charco, que también ahora grabamos con ellos un tema, estuvimos por Río Cuarto (Córdoba). Y llegamos a ir a Florianópolis. Desde que la banda se comió al solista, nacieron esas oportunidades de tocar en muchos lugares.

-Regresando a la banda, sé que hay integrantes de Tacuarembó, pero además de otras partes del país.

Sí, en realidad ahora estoy radicado en la ciudad de La Costa en Canelones. El guitarrista también es de  La Costa, el baterista es de Santa Lucía y el bajista es de Montevideo. El cantante, el otro guitarrista y el percusionista, son de Tacuarembó.

-El nombre Santiago Battello siempre está enlazado a la Marulata, por todo lo que significa esa banda que, de hecho, es la gran banda de Tacuarembó. ¿Qué repertorio va a encontrar el público en el próximo show?

-Sí, el show nosotros le denominamos “Ir”, y es un show que está armando para Montevideo y Tacuarembó. Ahí presentamos las canciones de la banda y también versiones de la Marulta, como “Buen día, día”, “Vuelta, vuelta”, “El talón de oro”, ésta última a pedido de la banda. Ellos me dijeron: “Sí vamos a Tacuarembó, hay que toca esa canción”.

– ¿Cómo fue la composición de “Talón de oro”?

La letra de esa canción se la hizo de forma colectiva, de hecho, en un ensayo de Marulata. La melodía del estribillo la hizo Rodrigo “Rostro” Gambetta (Guitarrista), y yo lo que hice fue la segunda parte de la letra. La compusimos en el año 1998. En ese entonces teníamos 17 o 18 años. La canción tiene un fondo de crítica social muy fuerte. Algunos la escuchan y no solo ven al “loco Pocho” caminando sino a cualquier otro personaje. Nos pasó en Florida que se sienten identificados con esa canción porque, en todo el mundo un pueblo tiene un personaje así. Viajamos a Nueva Palmira y la gente la cantaba porque entendían que se estaba hablando de un personaje de pueblo.

-Siempre le hice un paralelismo con esa canción de la Marulata y la canción “El viejo” de La Vela Puerca.

Tenemos la dignidad de decir que se la compuso antes que “El viejo” de la Vela. Porque, nosotros la compusimos, como te decía, en 1998 con 17 años y “El viejo” es de 2001 (Álbum De bichos y flores). Pero tampoco andamos diciendo que lo hicimos antes o primero, porque hay otras canciones que hablan de eso.

-Me veo en la obligación de preguntarte sobre el presente con los otros miembros de Marulta. ¿Hay chances de que se vuelvan a reunir?

A reunirnos a comer un asado (Risas). En realidad, todos tenemos proyectos personales que, de hecho, hay algunos que ya se fueron del país. Y, después andamos todo desperdigados, otros se abrieron un poco de la música, haciendo otros proyectos de vida. Yo siempre, desde lo personal, te diría que sí es por mí, déjalo que está bien. Déjame guardarme esa historia de vida que es divina y donde quedó. El uruguayo es nostálgico y yo no lo soy tanto. Te cuento, hace un tiempo, nos cruzamos entre nosotros, La Banderola y los otros ex miembros de Marulata que estaban tocando con su actual banda Só Rock Brasilero en Tacuarembó después de años.

La Banderola Uy

La Banderola Uy

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Cultura

Tacuarembó rindió emotivo homenaje al escritor Agamenón Castrillón en el Día Nacional del Libro

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Fotos: IDT|

En una jornada dedicada a celebrar la riqueza de la literatura nacional, la Intendencia de Tacuarembó conmemoró este lunes 26 de mayo el Día Nacional del Libro con un emotivo homenaje al destacado escritor tacuaremboense Agamenón Castrillón. El evento, que se enmarca dentro de las actividades de la Semana del Libro, tuvo lugar en la Sala Brocco del Centro Cultural Nacional Tacuarembó.

El profesor Santiago Cortés fue el encargado de dirigir el homenaje, destacando la profunda conexión de la obra de Castrillón con la identidad y el sentir de su tierra natal. «Leer a Agamenón es sentir que nos ha tomado de la mano y nos ha trasladado al Local Sopas o al mismo galpón del Varón», expresó Cortés, resaltando la habilidad del autor para plasmar en sus escritos las voces y expresiones propias de sus coterráneos.

Un momento significativo de la jornada fue el descubrimiento de una fotografía de Agamenón Castrillón, que desde ahora formará parte de la prestigiosa Galería del Patrimonio del Centro Cultural. Este gesto busca perpetuar la memoria y el legado del escritor para las futuras generaciones.

Además del homenaje, se llevó a cabo una maratón de lectura en honor a Castrillón, permitiendo a los presentes sumergirse en sus relatos y poemas. La actividad contó con la participación activa de familiares del escritor, estudiantes del Liceo Nº4, la Escuela Nº13 y del Liceo Militar, así como de un público general que se acercó a compartir este tributo.

Cortés también enfatizó la doble vía en la obra de Castrillón, donde el autor recoge primero las voces y giros propios de las oralidades de sus paisanos y los vierte en la escritura para luego volver a verter lo escrito en sonido con la puesta en voz de su obra”. Subrayó la importancia de las lecturas y performances impulsadas y organizadas por el propio escritor, tanto dentro como fuera del país, como una forma de dar vida a sus creaciones.

Biografía del escritor 

Yamandú Agamenón Castrillón nació en la ciudad de Tacuarembó el 7 de octubre de 1954. Era el menor de ocho hijos de un matrimonio oriundo de Carumbé, zona rural del Departamento de Salto. La familia del escritor vivió hasta su infancia en dicho lugar, hasta mudarse a la ciudad de Tacuarembó, en una vivienda entre las calles General Rivera y Olimpia Pintos. Asistió a la Escuela N°2 y luego al Liceo Departamental N°1, donde tuvo como profesores a los escritores Washington Benavides y Circe Maia.

Una vez finalizado el secundario, comenzó a cursar la carrera de Magisterio, opción que dejó por reconocer que no tenía la vocación para la misma. En 1975, ya el país en Dictadura, se va a Montevideo para estudiar el Profesorado de Historia. En esa ciudad, vivió en los barrios; Cordón, Ciudad Vieja, Cerro y por último Soriano. Trabajó durante 40 años en la empresa Estudio Posada e Hijos, donde llegó a encargado de recursos humanos. También estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación y una Tecnicatura en Recursos Humanos. Falleció el 9 de enero de 2021.

Obra literaria

En la década de 1980, Agamenón cofundó la influyente «Revista Uno en la Cultura» junto a Gustavo Wojciechowski y Héctor Bardanca. Este trío, junto con otros poetas, no solo dio vida a la revista, sino que también formó y sostuvo el «Grupo Uno» y su brazo editorial, «Ediciones de Uno». Agamenón dejó un legado literario que incluye títulos como «Perzonas» (1982), «Trece instrucciones y una traición sobre el indio de la Banda Oriental» (1985), galardonado con el Premio de la Cadena en 1989 por «El aviador de la bahía», «Cuentos de El Barón de Carumbé» (2002), que recibió el tercer premio compartido de Narrativa del MEC, y «Costas de la Aldea» (2009), entre otros. Además de su obra escrita, Agamenón incursionó en la composición de letras para canciones, las cuales fueron interpretadas por varios artistas destacados del cancionero popular uruguayo. En 2019, la editorial Yaugurú publicó «Todo asunto», una completa antología que recopila tanto textos ya publicados como aquellos que permanecían inéditos.

«Fue una vida dedicada, en las fronteras de lo posible, a la escritura. Tuvo sus momentos de nativismo pop, de concretismo costero, de provocación urbana con intermitencias performáticas», escribe Roberto  López Belloso para La Diaria en 2021, recordando la figura y obra del escritor ahora homenajeado.

Portal del Norte

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Cultura

Unidos por la cultura: Así late el corazón artístico de Tranqueras 

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Por Mario Fagúndez|

En Tacuarembó nos preciamos de tener una amplia, vasta, inmensa y rica cultura, con decenas, cientos de exponentes en diversas áreas y disciplinas regidas por cada una de las musas. Pero. ¿Qué pasa alrededor? ¿Somos conscientes de la cultura que tenemos extramuros? ¿100 kms más al norte, o al oeste, o al sur, sabemos algo de lo que está pasando? 

Este cronista, que se precia de estar día y noche con las antenas paradas captando todo lo que a cultura se refiere, estaba dejando pasar una de las movidas culturales más interesantes que están ocurriendo por estos días, y ocurriendo acá, cerquita, en la mítica Tranqueras, destino final del héroe de la canción de Osiris, aquella ciudad de la que no sabemos a cuántas leguas quedarán. 

Resulta que hay una casa y que se llama casa de piedra (o “la piedra “, a secas para los lugareños) porque justamente está hecha de dicho material, que se ha constituido en un centro cultural y faro para la región Norte. Un grupo de amigos transformaron una esquina de un pueblito del interior (esos en los que “nunca pasa nada” pero hay “infierno grande”) y armaron una movida que abarca los meses de Abril, Mayo y Junio. Si se apuran, pueden llegar. 

El fin de semana pasado les tocó el turno a NEO, un power trío Riverense con una propuesta singular, y aún van a desfilar por su escenario Mario Rodríguez Lagreca (sábado 24/5), Amazing One Mand Band (7/6) y Más que dos (21/6). La promesa es de compartir un momento con el o los artistas, mediante una entrevista previa, un show musical en toda regla y la trasmisión por Youtube y el registro correspondiente. Para acompañar la velada unos ricos Chori en medio tanque y bebidas espirituosas. 

Detrás de esta propuesta hay un colectivo muy importante que esperemos se mantenga en el tiempo y logren gestar más ciclos como este. Están invitados, la piedra los espera. ¿Dónde?: La piedra cultural, Avenida América y Cuñapiru, Tranqueras de Rivera. ¿Cuándo?: Sábados 24/5, 7/6 y 21/6 a las 20:00. Gracias a Vito por acercarme la propuesta y oficiar de Dos.

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Cultura

Tunda Prada lleva la magia de la arena y el sonido al Teatro Escayola con «Duna»

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Escribe Tito Espinosa| 

Fotos: Duna web oficial|

El próximo 24 de mayo, el Teatro Escayola de Tacuarembó se prepara para una experiencia que promete trascender los límites de lo convencional. El artista uruguayo Tunda Prada desembarca en la ciudad con su obra «Duna», un espectáculo que se presenta como un fascinante cruce de caminos entre lo sonoro, lo visual y lo táctil, todo sazonado con una profunda raíz identitaria. Olvídense de las pantallas parpadeantes y los efectos prefabricados; Prada propone un viaje artesanal donde la arena, la música y el gesto humano se entrelazan en una danza en vivo y a todo color.

En una era dominada por la inteligencia artificial y la producción en masa, «Duna» se erige como un manifiesto de lo auténtico, de la belleza que emerge del trabajo manual. Prada, con la guitarra como punto de partida, teje una trama sonora que abraza los ritmos ancestrales de la región – milongas, zambas, chacareras, litoraleñas, chamarritas, candombe y milongón – inyectándoles una dosis de rock, pop y experimentación electrónica. Pero la música es solo una hebra de este tapiz sensorial.

El verdadero corazón visual de «Duna» reside en una mesa de transparencia cubierta de arena. Allí, las manos de Prada esculpen paisajes efímeros, dibujos que nacen y se desvanecen al compás de la música. Una cámara cenital captura cada trazo, proyectando las imágenes en tiempo real sobre una pantalla gigante, permitiendo al público ser testigo directo del proceso creativo. Y como si esto fuera poco, la mesa misma se convierte en un instrumento más: sensores y piezas estratégicamente ubicadas disparan sonidos y vibraciones al contacto con la arena, transformando los movimientos del artista en una experiencia simultáneamente visual y auditiva.

«El espectáculo parece una cosa muy impresionante pero en realidad es algo muy sencillo», confiesa Prada en una entrevista exclusiva. «En tiempos de la inteligencia artificial donde muchas creaciones están por fuera de lo artesanal esto se vuelve un espectáculo muy artesanal. Si bien el obstáculo está apoyando con tecnología lo hacemos todos con nuestras propias manos.»

Pero la propuesta de Prada va más allá de la mera exhibición artística. Consciente de la importancia de la inclusión, el espectáculo incorpora la participación de dos intérpretes de lengua de señas que traducen tanto las narrativas como las letras de las canciones, garantizando que la experiencia sea accesible para todos. Además, músicos en vivo acompañan la mayoría de los temas, enriqueciendo la atmósfera sonora con paisajes que se despliegan en la pantalla junto a las imágenes de arena. Incluso un artista de «cuestiones virtuales cibernéticas» se suma al equipo, tomando los dibujos de Prada y editándolos para su aparición en diferentes pantallas, añadiendo una capa de reinterpretación digital a la base artesanal.

«Todo lo que sucede aparece en vivo, tanto las canciones, los relatos, los cuentos y los dibujos,» explica Prada sobre su método. «Yo dibujo en una mesa de transparencia donde tengo un pedestal en el escenario y eso está captado por una cámara que proyecta para luego repartirlos por las diferentes pantallas que hay.»

La arena, elemento central que da nombre al proyecto («Duna»), actúa como un aglomerante de todas estas disciplinas. No solo proporciona el lienzo para las imágenes en vivo, sino que también se convierte en un símbolo de la maleabilidad, del constante fluir y transformación que impregna toda la propuesta. «La idea es que todo sea muy inclusivo ya que se busca tener sensaciones lo más abrasadoras posibles, eso es un poco la idea, que creo que es tan simple,» reflexiona el artista.

Prada no escatima elogios para su equipo multidisciplinario, describiéndolos como profesionales de «primera línea». A pesar de ser solo cuatro personas en escena, el enfoque sigue siendo profundamente artesanal. «Si bien trabajamos con programas para las cuestiones escénicas tanto el sonido como la imagen, para ordenarlos,» aclara, subrayando que la esencia del espectáculo reside en la ejecución en vivo y la conexión humana.

«Esta es una muy buena obra para que la vea la gente del arte, desde puntos, escultores, músicos,» adelanta Prada, sugiriendo que «Duna» tiene el potencial de resonar con creadores de diversas disciplinas.

La génesis de este proyecto singular se remonta a una profunda reflexión sobre la percepción y la esencia del arte, inspirada en la experiencia de un amigo ciego capaz de «sentir» un partido de fútbol. «Entonces se empieza a descubrir de donde salen los elementos básicos del arte que nos mueve a todos los humanos. El arte viene de la percepción y son como la raíz de los estudios del arte,» explica Prada, mencionando autores que influyeron en su búsqueda de la esencia creativa.

Este punto de partida lo llevó a conectar con comunidades de personas sordas y ciegas, descubriendo la riqueza de sus lenguas y culturas. «Entonces el espectáculo habla de cómo filtramos lo que sentimos y lo llevamos a pensamiento, por eso viene la subjetividad,» concluye Prada, revelando una capa conceptual profunda que subyace a la aparente sencillez de la propuesta.

«Las canciones son todas con raíces folklóricas que es un contraste muy grande. Donde también aparece mi mano dibujando con arena, nada de tabletas gráficas por eso es tan artesanal. Por eso lo contratamos, es como un juego,» destaca Prada, invitando al público a presenciar esta particular forma de diálogo entre tradición y experimentación.

El 24 de mayo, el Teatro Escayola de Tacuarembó se convertirá en un espacio donde la arena cobra vida, la música se dibuja en el aire y los sentidos se expanden. «Duna» de Tunda Prada no es solo un espectáculo; es una invitación a reconsiderar la naturaleza del arte, la belleza de lo artesanal y el poder de la inclusión. Una cita imperdible para aquellos que buscan experiencias que trasciendan lo puramente visual o auditivo, y que resuenen en lo más profundo del alma tacuaremboense.

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