Ciencia

Paisajes en los tiempos de peces ganoideos y reptiles gigantes en el departamento de Tacuarembó

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Por Jorge S. Da Silva |
Las rocas sedimentarias aflorantes en esta parte del país albergan abundante y precioso contenido paleontológico, sobre todo moluscos, peces y reptiles pertenecientes a la era secundaria, específicamente en el período Jurásico (150 millones de años). Esta fauna hoy nos proporciona cantidad de información, datos relacionados a los ambientes donde vivían, además de darnos importantes evidencias del clima reinante en aquellos tiempos. También las características de la naturaleza y las estructuras sedimentarias complementan la información para reconstruir los paisajes que se dieron al final de dicho período geológico. Aquí nos concentramos en la evolución de los paisajes que se sucedieron al final del período Jurásico y principios del Período Cretácico.


Las rocas sedimentarias de la Formación Tacuarembó, la portadora de un muy rico contenido fosilífero, ha sido objeto de estudio por paleontólogos desde hace décadas. Se han rescatado muchos fósiles, la mayor parte de los mismos se encuentran en el Museo de Geociencias de Tacuarembó de la Intendencia Departamental y otros en el museo del Departamento de Paleontología de la Facultad de Ciencias. Los primeros hallazgos de fósiles en el departamento datan de 1932 en las canteras de La Pedrera (Ruta 26 km 225), de un fragmento de pez ganoide, Posteriormente a fines del siglo XX se incrementó la prospección fosilífera en un radio aproximado de 30 kilómetros de la ciudad de Tacuarembó, facilitado en parte por la presencia del Museo de Geociencias. La cantera de Bidegain, al este del barrio López, ha proporcionado muchos y variados fósiles en muy buen estado de conservación. Posteriormente se intensifican las prospecciones fosilíferas aquí en el norte uruguayo por equipo de paleontólogos de la Facultad de Ciencias de la UDELAR.

Hasta no hace mucho tiempo, se sostenía que las areniscas que afloran en una franja en el oeste de nuestro departamento eran parte de un gigantesco desierto –Botucatú–, pero el hallazgo de más de treinta sitios relevados con contenido fosilífero, la mayoría en estratos formados en ambientes subacuáticos, nos hace pensar que esta parte del territorio era periférica al mencionado desierto, donde predominaban cuerpos de agua con rica fauna de micro crustáceos, moluscos de valvas gigantes y gasterópodos, reptiles cocodrilianos, y peces ganoideos (algunos de más de 150 centímetros de largo), tiburón de agua dulce, peces pulmonados y hasta un pez celacanto, A esto se debe agregar la fauna subaérea, reptiles tortugas –geoquelonio–, dinosaurios carnívoros y herbívoros, y, recientemente, un reptil volador.

Plaqueta dentaria de pez pulmunado. Durante meses de sequía se envolvían en barro hasta que llegara las temporadas de lluvias. Encontrado en Ruta N°26 Km 21. Foto: J.S.D.S

Se puede afirmar que las areniscas han preservado perfectamente las escamas de los peces ganoides –cubiertas con una especie de esmalte denominado ganoina–, huesos craneales de peces, plaquetas dentarias de peces pulmonados, dientes aserrados de dinosaurios carnívoros, coprolitos y huesos, muchos de los cuales han sido rodados. Los sedimentos del fondo de los lagos conteniendo restos de esqueletos fueron intensamente erosionados en tiempos de sequías, las lluvias torrenciales en regiones áridas tienen gran poder erosivo (los huesos y escamas fueron transportados y reducidos a cantitos rodados, a veces formando capas de detritos de naturaleza biológica). Raros han sido los restos de peces con el estuche de escamas entero encontrados en los afloramientos visitados; esta forma de aparecer, evidencia sepultamiento de los peces muertos fuera del agua, por sedimentos que nunca fueron removidos por la erosión.

El hallazgo –por paleontólogos de la facultad de Ciencias- de huellas de trenes de pisadas de dinosaurios herbívoros perfectamente conservadas, ha dado nuevo impulso a la paleontología de esta unidad geológica. Cabe destacar que, por el contrario, no se han registrado hasta la fecha ninguna evidencia de la flora, tan abundante en otras rocas del Gondwana de nuestro departamento. Si bien en la mayoría de los casos los fósiles encontrados son fragmentos perfectamente conservados o simplemente moldes, a los investigadores les ha servido para realizar estudios y determinar nuevas especies para la ciencia a nivel mundial.

La fauna ictícola representada por los peces pulmonados, sugiere gradual disminución de las precipitaciones volviendo al clima cada vez más seco, y a eso se suma la presencia importante del avance de las dunas sobre los sedimentos fluvio-lacustres. Finalmente, alternan los espejos de agua –oasis– con campos de dunas; el déficit hídrico fue en aumento, éste facilitó que los vientos, movilizando los granos de arena, provocara el avance de las dunas, y éstas cambiaron todo el paisaje existente.

Poco tiempo después, una formidable actividad volcánica cubrió con mantos de lavas al paisaje existente, los cauces de los cursos de agua, los menguados espejos de agua y los cada vez más grandes campos de dunas. Aquel material incandescente al enfriarse se transformó en roca llamada basalto. Posteriormente los sedimentos sepultados por los basaltos y favorecidos por las aguas subterráneas evolucionaron, transformándose en rocas denominadas areniscas; los restos de materiales de origen orgánico fueron perfectamente conservados en areniscas con alto contenido de arcillas; las capas ricas en minerales arcillosos impidieron la circulación de las aguas subterráneas, ayudando en la preservación de los fósiles.

Diente aserrado de dinosaurio carnívoro, encontrando en Ruta N°2 Km 2012. Foto JSDS

Tras 150 millones de años de erosión de las rocas sedimentarias y volcánicas, comenzaron aparecer en algunos lugares afloramientos de areniscas que fueron fondo de lagos y estructuras de las antiguas dunas. Estas se pueden apreciar en cortes carreteros, canteras o cárcavas activas, ya que la mayoría de las rocas suelen estar cubiertas por una capa de rocas alteradas, encima de estas, se ha formado suelo actualmente cubierto de gramíneas. Las rocas volcánicas tras meteorizarse terminan erosionándose también, lo que ha permitido dejar al descubierto las areniscas subyacentes.

La reconstrucción de los paisajes de nuestro pasado geológico recién comienza. Futuros trabajos de investigación aportaran nuevas evidencias que complemente los avances obtenidos hasta la fecha. Importa destacar, que buena parte de los fósiles del Jurásico que se encuentran en el Museo de Geociencias de Tacuarembó, fue gracias al aporte brindado a las tareas de campo por los y las colaboradoras del museo.

Artículo de Revista La Estrella, Tacuarembó

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