Cultura

Día de la Mujer| El despertar de Colombina

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Por Cley Espinosa| Vanessa Bulmini: Fotos|

El carnaval 2023 estuvo signado por una fuerte participación de mujeres, encima y debajo del escenario. Y esto, en todas las agrupaciones participantes. Con la proximidad de un nuevo 8 de marzo, aprovechamos la ocasión para entrevistar a Nadia Rodríguez Amaro, integrante del “Colectivo de Mujeres Murguistas”, y de la murga “Inconsciente Colectivo”.

Nadia, se supone que el carnaval (al menos en su concepción mítica) es un espacio de tiempo en el que se subvierte el orden social. Esto permite que puedan ser protagonistas quienes habitualmente no lo son. Sin embargo, en algunos aspectos el carnaval se parece mucho a la realidad, y es así que la escasa participación de mujeres se nota en la fiesta popular. ¿Cómo surge la idea del Colectivo de Mujeres Murguistas y de la murga Inconsciente Colectivo? Y, ¿por qué ése nombre?

— Surge de varias charlas que compartimos algunas de quienes iniciamos el Colectivo, que siendo espectadoras del carnaval y otras como integrantes de murga (Natalia, por ejemplo), en las que intercambiábamos sobre el lugar que se le daba a las mujeres, en las cosas que se dicen a veces como chiste en las murgas, y que tienen un trasfondo machista, aunque esa no sea la intención… y en cómo lo haríamos o lo diríamos nosotras… Varias veces durante el carnaval 2022, e incluso años antes, sobrevoló la idea de tener una murga integrada por mujeres que pudiera evidenciar estas cosas, hasta que un día Natalia (Guillama), Ana Clara Duarte, Noelia Barboza y Majo Ponce, que salían en Sencillita, decidieron convocar a algunas mujeres para empezar a pensar en concretar la idea. Así empieza a crecer el Colectivo, que en un principio no tenía como objetivo sacar una murga, sino generar espacios de formación en rubros murgueros, pero luego el entusiasmo fue llevándonos a creer que era posible tener una murga propia. En mi caso resultó muy inspirador cada encuentro que teníamos, y fui escribiendo algunas cosas que surgían desde ahí, y al compartirlas con mis compañeras se fue transformando en un libreto de murga.

En cuanto al nombre llevó mucho tiempo también, pero creemos que nos representa en varios sentidos… por la inconsciencia en sentido coloquial que podría significar que un grupo de mujeres, donde la mayoría jamás cantó en nada, pueda cantar murga por ejemplo, por lo difícil que es ser consciente del potencial que tiene cada una y lo que puede generar en otras, porque es en el inconsciente colectivo donde tenemos como sociedad arraigados pensamientos patriarcales, productos de la educación y el medio en que vivimos, y es ahí donde queremos impactar.

Carnaval es un privilegiado espacio reivindicativo. ¿Entendés que la murga y el entorno carnavalero son un vehículo ideal para trasmitir postulados feministas, a un público más amplio, más popular, y que no es una elite intelectual?

—Sin dudas, la murga es justamente una herramienta para trasmitir en lenguaje popular, es otra forma de decir cosas que a veces parecen abstractas o lejanas, pero que hacen a la vida cotidiana; lograr que el público carnavalero encuentre en un texto de murga puntos para identificarse es un paso fundamental para reflexionar sobre eso, incluso gente que no es espectadora habitual de carnaval, pero que se acerca por la temática que tratamos y eso llama la atención.

¿Cómo es el vínculo con las participantes de otras murgas?

—Tenemos el orgullo de decir que desde un primer momento nuestra propuesta fue bien recibida y apoyada por las otras murgas de Tacuarembó, y no solo a nivel discursivo, tuvimos aportes concretos en cuanto a arreglos corales, batería, préstamos de instrumentos, antes de tener los nuestros; la participación en nuestras peñas y eventos, hasta llegar a nuestra inclusión como espectáculo fuera de concurso en el escenario oficial, que fue una iniciativa presentada por Carlos Castillo de Sencillita, y que todas las murgas respaldaron, y defendieron frente a la Comisión de Carnaval, que al principio no nos tenía en cuenta.

Para nosotras fue una grata sorpresa ser recibidas así, ¡y no hay más que agradecimiento a cada una de las murgas!

Foto de Vanesa Bulmini

¿Cómo ha resultado la convivencia entre las integrantes del Colectivo y la Murga, teniendo en cuenta sus historias de vidas?

—Al principio costó un poco. Como todos los grupos humanos pasamos por un proceso de ensamble, que implicó ir conociéndonos y encontrando los puntos en común. Algunas compañeras fueron desistiendo por diversas razones, y se incorporaron nuevas, pero en general el balance que hacemos es que tenemos hoy en día un grupo con mucho potencial, y con experiencias de vida tan diversas que nos enriquecemos día a día. Apelamos siempre al respeto y la sororidad, la mayoría de nosotras ha pasado este año por situaciones personales complejas, y el Colectivo ha sido un gran Refugio donde sanar heridas, y en eso estamos todas de acuerdo. Somos una tribu, como decimos…

Pareció muy destacable el hecho de que ustedes han escrito sus propias letras, y de buena calidad. También los parlamentos divertidos, con un tipo de humor propio de mujeres, sugerente y que busca complicidad con el público.

—Sí, algo que no es negociable para nosotras es salir a cantar textos que no nos movilicen; queremos cantar desde el sentir, la idea justamente es trasmitir nuestra visión de las cosas… Obviamente que los textos comienzan desde la emoción, pero pasan luego por un proceso de corrección y reacomodo, que a veces es hasta de último momento. Sandra Meneses y yo hicimos el Taller de Creación de Canciones Washington Benavides, que nos aportó mucho, pero ya teníamos nuestra impronta, y somos autodidactas en esto de la escritura; leemos mucho sobre guiones, libretos y sobre los temas que queremos tratar. Tenemos mucho material escrito que no pudimos cantar este año.

Como murga han prometido volver (aunque todas prometen lo mismo, ja, ja), pero en el caso de ustedes, ¿piensan regresar?¿Cómo se lo imaginan?

—Sí, pensamos volver, la idea de este año era adquirir experiencia sobre la dinámica del espectáculo y todo lo que implica, pensando en un futuro tener un espectáculo completo, y atendiendo a todos los rubros que implica. Cosas para decir tenemos muchas, hay ideas, textos, música.

Sabemos que se necesita mucho trabajo, pero nuestra intención es cumplir la promesa de volver.

|Reportaje gentileza de Revista La Estrella, Tacuarembó|

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