Ciencia
De pagos y fósiles del departamento de Tacuarembó
Por Jorge S. da Silva|
Con motivo de la creación del museo de sitio de las huellas de dinosaurios en Cuchilla del Ombú, ha resurgido el interés por la paleontología de nuestro departamento. Entonces, aquí expondré la rica historia que la paleontología tiene por estos lares. Este trabajo se ha basado en la bibliografía geológica y paleontológica, y en experiencias personales junto a muchos colaboradores vinculados al museo de Geociencias de la ciudad de Tacuarembó. además del equipo de paleontólogos de la Facultad de ciencias de la UDELAR.
El factor divulgación de la prensa oral y escrita, también de las radios portátiles –lo que favorecía la llegada de información a los lugares más apartados de la campaña– facilitaron la divulgación de noticias vinculadas con las geociencias. Entre ellas, la paleontología de nuestro país y con frecuencia de nuestro departamento. A menudo, personas vinculadas a lugares apartados nos informaban de la existencia de fósiles en sus pagos, y en muchos casos, solían traer los fósiles al museo de Geociencias.
En la década de 1930 ya se tenía información de hallazgos de fósiles en nuestro departamento; geólogos contratados por el gobierno nacional realizaron relevamientos geológicos del norte del país, mencionando en sus publicaciones la presencia de fósiles en rocas sedimentarias de la era secundaria pertenecientes al paleo continente Gondwana.
En camino a Rincón de Giloca el geólogo escocés Falconer describe la presencia de gasterópodos –moluscos–. En la cantera de arenisca de La Pedrera, a pocos kilómetros de la ciudad de Tacuarembó, se extrajo el cuerpo de un pez ganoide el cual fue estudiado y descrito por el geólogo alemán Karl Walter.
En la década de 1950 un vecino de Rincón de Pereira encontró entre los cantos rodados depositados en el cauce del río Negro, concreciones calcáreo fosfáticas (conocidas como bochas de San Gregorio), conteniendo en su interior abundante contenido fosilífero de edad pérmico-carbonífera –unos 250 millones de años– en muy buen estado de conservación; poseen como macrofósiles, moluscos –cefalópodos–, peces maravillosamente preservados y fragmentos de trozos de madera; como microfósiles poseen abundante contenido de radiolarios y palinomorfos –esporas y pólenes–.
Todos estos fósiles han sido estudiados por muchos investigadores, paleontólogos brasileños, franceses, canadienses entre otros.
Como estudiante y ayudante de departamento de paleontología de la Facultad de Humanidades y Ciencias, a fines de 1969 visité, junto a la profesora Violeta Bonino el Paso Las Piedras en el río Negro, rescatando del cauce muchas bochas de San Gregorio conteniendo valioso material paleontológico. Éste fue mi primer contacto con la paleontología de nuestro departamento.
Fue recibido en el museo del Indio y el Gaucho, un huevo de dinosaurio en perfecto estado pero de incierta procedencia, entregado como encontrado en Caraguatá.En la década de 1970 el geólogo Jorge Bossi, de la Facultad de Agronomía, me comunicó de la presencia de fósiles interesantes en Los Rosano, área de Valle Edén de edad Jurásica (150 millones de años); posteriormente y junto al Sr. Ruben Dicastro visitamos el lugar. Allí rescatamos el maxilar de un cocodriliano, extraído por Dicastro. Por mi parte extraje un diente aserrado de dinosaurio carnívoro y una placa dentaria de pez pulmonado en perfecto estado de conservación. Todos estos fósiles fueron objeto de publicaciones, presentadas en congresos en el exterior del país por paleontólogos especializados en estos grupos de fósiles.
Posteriormente, en formaciones geológicas de pocos miles de años de antigüedad –final de la era cuaternaria–, se extrajeron restos de gliptodontes, una especie de armadillo gigante, muy emparentado con las actuales mulitas.