Ciencia

Nuestro Bioma: Nuestro futuro

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Por Rodolfo Franco Aquino|

Que son los Biomas?

Los biomas son grupos de ecosistemas que comparten comunidades clímax (en equilibrio dinámico de sus especies) que son la que alcanzan el punto máximo de equilibrio. Son regiones bioclimáticas homogéneas que comparten el mismo clima, topografía, fauna y flora. Los biomas están definidos por factores abióticos y bióticos que presentan un gradiente de distribución según la latitud y la altitud (cienciaybiologia.com). Sin entrar en cuestiones relacionadas a tipos diferentes de clasificaciones posibles para los Biomas, nuestra región está dominada por el Bioma de las Praderas templadas o Pastizales.

Nuestros pastizales naturales

La región de los pastizales del Río de la Plata o Bioma Pampas (o Campos) está constituida por un área aproximada de 700 000 km2, abarcando la mitad sur de Río Grande do Sul, el territorio de Uruguay, las provincias argentinas de Buenos Aires y parte de las provincias de Entre Ríos, Santa Fé, Córdoba, La Pampa y San Luis. La región representa un centro de biodiversidad de escala mundial reportando más de 2500 plantas vasculares, entre ellas más de 400 gramíneas, entre 430 y 460 especies de aves y 85 especies de mamíferos (Bilenca y Miñarro, 2004).

Los pastizales proveen importantes servicios ecosistémicos de escala global, entre los que se cuentan los beneficios por la conversión de parte de su biomasa en carne de calidad. Los pastizales naturales en buen estado de conservación brindan beneficios ecosistémicos entre los que se destacan la propia riqueza de flora y fauna, el control de la erosión de suelo y el ciclado de nutrientes a través del papel de los organismos descomponedores. También la captura y retención de carbono de la atmósfera en sus sistemas radiculares, el filtrado de agua de lluvia y la lenta recarga de los acuíferos, el espacio, refugio y alimento para especies amenazadas de extinción y el mantenimiento de un paisaje ancestral, el que se asocia a la cultura y las tradiciones, entre otros servicios de gran beneficio para la sociedad (Parera y Carriquiry, 2014). El pastizal natural posee capacidad para resistir y amortiguar el efecto de los eventos climáticos extremos como las sequías, o también como resistencia a la invasión de especies exóticas (Altesor, 2011). Esta capacidad de recomponerse luego de un disturbio, así como su estabilidad ecosistémica, está asociada a la diversidad de especies que lo constituyen y la estabilidad de sus especies dominantes (Chapin et al., 2000).

Los pastizales naturales son responsables en buena medida por la calidad del agua que consumimos. En regiones del país con importantes cambios en el uso del suelo como la agricultura, lechería o encierres de corrales, los campos naturales forman zonas de protección y “filtrado” de contaminantes. Así mismo, las malas regulaciones al respecto, han generado repetidos cambios desfavorables en la condición del agua producto de la disminución de estas zonas de protección. En el norte del país, la mayor presencia de campo natural, bajo ganadería extensiva y en convivencia con el monte nativo serrano, favorece que las nacientes de ríos y arroyos se mantenga en condiciones más próximas al óptimo, sobre todo nuestra Cuchilla de Haedo.

Es importante resaltar o insistir sobre esta cuestión. El Bioma Pastizales en la región existe al menos desde la última glaciación, es decir no es que aquí había un “bosque” y por la introducción del ganado este fue talado o disminuido. Por un lado las condiciones de posicionamiento geográfico (latitud) en asociación con los veranos muy calientes y secos así como los inviernos helados, hacen que en términos generales sea la vegetación herbácea la de mejor adaptación. También la condición de pastizal es mantenida por la acción de los hervíboros. Por supuesto que la introducción de la ganadería hizo una presión y modificación adicional a la condición de esa pastizal predecesor, pero mientras que en la era moderna la presión la ejerce el ganado, en la antigüedad lo hacían tanto grandes como pequeños herbívoros prehistóricos y actuales, el fuego y actividades que aparecen en la propia aparición del hombre en la región. Esto es importante para resaltar pues alguno puede pensar que el campo natural o pastizal natural, el que es poblado y mantenido por hervíboros, es una condición “anti natural” en la región. La valorización de la ganadería sobre campo natural tienen entonces fundamentos en cuanto al mantenimiento del paisaje y el ecosistema natural.

Las amenazas para su conservación

En Uruguay el campo natural representa el 64,3% de la superficie productiva (MGAP-DIEA, 2014), pero está en constante descenso, siendo que algunas estimaciones actuales señalan que la superficie ronda entorno al 55%. Es la ganadería de tipo extensivo, caracterizada por el pastoreo a cielo abierto de vacunos y ovinos la principal actividad económica desarrollada. La alteración de nuestro ecosistema pone en amenaza los servicios ecosistémicos antes mencionados (pérdida de variabilidad genética de las esepecies, pérdidad e biodiversidad, capacidad de equilibrio y protección de las fuentes de agua, etc). Uno de los cambios mas importante en nuestra región es caracterizada por el avance de la forestación comercial celulósica desde la promulgación de la Ley Forestal Nº 15.939 en 1987, siendo las Areniscas de Tacuarembó-Rivera una de las regiones de mayor predominancia y disminución relativa del campo natural. La forestación comercial pone en desafío la propia temática en el uso del agua, tomando en cuenta la alta demanda de los cultivos principalmente eucalyptus. También la agricultura de tipo industrial basada en soja y trigo, la reconversión de tapices naturales en cultivos forrajeros así como malos manejos del pastoreo sobre los pastizales impactan en la capacidad de soporte y servicio ecosistémico. Estos cambios han generado que los ecosistemas se tornen vulnerables y fragmentados al mismo tiempo que presionan para que continúe su degradación y pérdida de diversidad.

La provisión de servicios ecosistémicos de los biomas naturales deben ser ubicados en términos más simples y “cotidianos” para la población local. Es un derecho de las sociedades locales a que el sector decisor y público rindan cuentas sobre los cambios en el ecosistema que amenazan los pilares elementales nada mas y nada menos que para el agua, la soberanía y la seguridad alimentaria, en un marco de garantías al derecho al conocimiento y la toma de decisiones participativa.

Artículo de Revista La Estrella

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