Salud
En Tacuarembó se realizó la actividad “La Salud y los Agroquímicos”
Por Rodolfo Franco Aquino|
Días pasados en Rincón de la Aldea (Tacuarembó), se desarrolló una actividad denominada: La Salud y los agroquímicos ¿Cómo cuidarnos y como cuidar de nuestro entorno? La actividad fue organizada por el Grupo Agua es Vida y docentes de la Sede Tacuarembó de la Universidad de la República y se desarrolló en el local de la escuela 39 de Rincón de la Aldea. La actividad tuvo como protagonista a la Dra Ana Gossweiler, Médica de familia y Comunidad, docente de la Facultad de Medicina e integrante de la Sociedad Uruguaya de Medicina Familiar y Comunitaria. La Dra. Gossweiler se encuentra realizando estudios sobre las percepciones sobre el uso de los plaguicidas agrícolas en los territorios.
Agua es Vida es una organización de vecinos y vecinas que viven y trabajan la tierra, con una profunda convicción acerca de la relevancia que tiene la producción con bases agroecológicas, asegurando el autoconsumo y la producción de alimentos saludables y la máxima expresión de la biodiversidad dentro y fuera de los sistemas. La actividad surge como una inquietud de los vecinos y vecinas respecto al uso indiscriminado de agroquímicos, en diferentes rubros productivos y por ende en el uso de diferentes tipos de plaguicidas. Este uso indiscriminado de plaguicidas, además de los riesgos sobre la salud de las personas y la comunidad en general, también pone en riesgo la salud del medio, especialmente las corrientes de aguas tanto superficial como subterráneas. Representa estos hechos y esta forma de producción un aspecto que impacta en las relaciones de buena vecindad y comunitarias.
Es a partir de esta problemática que con la colaboración de la Sede Udelar en Tacuarembó y el contacto con la Facultad de Medicina, se organizó esta actividad con el objetivo de sensibilizar a vecinos y vecinas sobre los efectos del uso de agroquímicos en la salud humana y la discusión acerca de alternativas para una producción de alimentos que asegure una alimentación saludable y una buena convivencia en comunidad.
En la primera parte de la actividad, que contó con la facilitación de estudiantes de la Tecnicatura en Desarrollo Sustentable (Udelar), se discutió con los vecinos sobre el concepto de Salud. Ante esa consigna existió bastante consenso en cuanto a que la salud no es solo la “ausencia de enfermedades” sino que algo mucho más amplio. Finalmente, la Dra. Gossweiler en su exposición señala, citando a la OMS (1946), que la salud es “El estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente ausencia de enfermedades o afecciones. En ese sentido señaló que la salud es el resultado de diferentes factores donde los principales y más importante para la salud es el medio ambiente y el estilo de vida. Esto conlleva también a manejar el concepto de “una sola salud”: la salud de la tierra, la salud de los seres humanos, animales, los ríos y los árboles..
Prosiguiendo con la exposición de la Dra. asegura que el uso y la exposición a plaguicidas constituye un riesgo muy importante para la salud. Esta exposición de la población se agudiza a partir de la expansión del modelo agroindustrial de producción basado en el paradigma de la revolución verde (ya expuesto en esta revista en ediciones anteriores). Este modelo, además de las consecuencias tanto productivas como sociales y ambientales tiene comprobados impactos en la presencia de plaguicidas en los propios alimentos que consumimos los uruguayos. Según la Dra. Rottweiler estudios nacionales muestran la presencia positiva de residuos de plaguicidas en el 60% de muestras de frutas y hortalizas en mercados mayoristas y presencia no admisible (según estándares) en el 7% de las mismas.
Entre las poblaciones de mayor exposición a los plaguicidas son en primer lugar los trabajadores y trabajadoras, lo siguen mujeres y niños. Agrega la Dra. que las principales consecuencias de la exposición tienen que ver con: Alergias en la piel, cefaleas, broncoespasmos, dolores gastrointestinales, quemaduras e intoxicaciones. Destaca la mala costumbre arraigada de creer que porque algún producto no tiene “olor” o no le “hizo nada” en lo inmediato, no representa un peligro. Sin embargo, muestra aún múltiples evidencias respecto a los impactos “silenciosos” de su exposición. Por ejemplo, señala que la exposición mantenida a bajas dosis de plaguicidas se ha asociado con trastornos del crecimiento, del neurodesarrollo, carcenogénesis, disrupción endócrina, alteraciones reproductivas, neuropsicológicas, inmunológicas y la lista sigue y es larga sobre las diferentes impactos. Destaca en su exposición los importantes procesos problemáticos relacionados a diferentes tipos de cánceres, en adultos, niños pre y pos natal.
Para finalizar, propone cambios en la forma en que miramos el mundo, introduciendo conceptos para un cambio en la forma de vivir, consumir y habitar como es el caso de la transición hacia la agroecología (ya referido en esta revista) y el concepto de origen andino de “El buen Vivir”. Es decir no solo una forma de producir diferente, sino una forma de concebir el mundo, quitando el hombre del centro, lo que se relaciona a una cosmovisión occidental y capitalista, aspectos que hemos planteado también en otras ediciones.
Finalizamos con una frase colocada por la Dra citando a Shiva (2006) la cual compartimos: “Trabajar la centralidad de la vida tiene por objeto descolgarnos del fuerte antropocentrismo de nuestra cultura y asomarnos a una democracia de la Tierra que sea capaz de integrar la condición de ser eco e interdependientes con sociedades justas”.
Agradecemos por este medio a la organización Agua es Vida por su enorme compromiso.