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Dos vidas a la literatura: Se realizó un homenaje a Susana Cabrera y Alfredo Gravina

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En el marco del “Día del Libro”, el pasado viernes 26 de mayo en la Casa de la Cultura de Tacuarembó, se realizó un homenaje a los escritores Susana Cabrera y Alfredo Gravina. El evento contó con alumnos de primaria, además se hizo un descubrimiento de unas fotos de los mencionados escritores, que serán parte ahora de la galería del patrimonio.

Como oradores en el homenaje, estuvieron el director de Educación y Cultura de la Intendencia Departamental de Tacuarembó (IDT), Carlos Arezo, el docente Santiago Cortés y el Dr. Eduardo Gómez Lagos.

Gravina, un escritor comprometido con lo social

“Alfredo Gravina nació en Tacuarembó en el año 1913 y murió en 1995 en la ciudad de Montevideo. Siendo niño se fue a Clara donde cursó algunos años de escuela rural, y retornó a la ciudad para radicarse luego en Montevideo. En 1939 publicó su primer libro de cuentos “Sangre en los Surcos” , que agrupan cuentos de temática urbana y rural, que se insertan en la tradición realista de la narrativa con la modalidad de realismo crítico.

Este enfoque será simultáneo a otras novelas latinoamericanas, como por ejemplo ; “Los capitanes de la arena” de Jorge Amado. Sus personajes pertenecían a un presente con el del lector, y dramatizaban los abusos de la clase social dominante. Su siguiente libro será “El extraordinario fin de un hombre vulgar” de 1942, dos años después pública su segunda novela “Historia de una historia”, en la cual vuelve como tema el condicionamiento económico, como un hilo conductor de un argumento narrativo. En 1948 publica la novela “Macadam”, que logra despertar el comentario de Mario Benedetti. 

En 1951 edita la novela “Fronteras al viento” la cual junto al “Único camino” de 1958 y “Del miedo al orgullo”, completará una trilogía cuyo rasgo común será la filiación a la escuela del realismo socialista. Esta corriente reaviva la tesis del siglo XIX, que funciona según Ángel Rama, como una estructura emergente, peculiar de momentos de agitación, que no está destinada a los proletarios rurales que la protagonizan, sino que se ha transformado en una literatura para cuadros intelectuales en América Latina. Sin embargo, podemos agregar nosotros que sin Macadam no hay esperanzas en la superación del individuo, en “Único Camino” sí las hay.

Acá Gravina toma uno de los temas más debatidos en este momento como es la relación  entre la función social que debía tener el escritor y el compromiso de su arte con la causa política. A partir de 1960, Gravina muestra un profundo cambio en la concepción de la  narrativa. Los siguiente libros de cuentos son “ Ojos del monte y otros cuentos” de 1962, “Despegue” de 1974, “Música y dólares” de 1986.  Así como sus novelas “Tiempo arriba” de 1964 y “Seis pares de zapatos” del mismo año; se hermana con la línea de sus amigos Eliseo Salvador Porta y Enrique Amorín.

En el 1976, Gravina se va a Buenos Aires y luego a Cuba, trabaja en el Departamento de Investigaciones de Casa de las Américas, compone poesía, hace antologías de tango, escribe artículos, dicta conferencias, y como consumado bailarín de tango que era, enseña a bailar tango a todo el mundo. Poco antes de morir, estaba escribiendo sus memorias que iban a ser tituladas “Anécdotas de los cuantos continentes”. Hoy, a más de setenta años de la primera publicación de “Macadam”, tanto las 375 páginas de esta novela como toda la obra de Alfredo Gravina, nos sigue interpelando como sociedad educada y sensible que queremos ser. Exige que lo desarchivemos y que lo leamos en clave más contemporánea,  y los reclamos fundacionales de la nueva literatura de Tacuarembó”, narró el docente Santiago Cortés. 

Trabajo audiovisual de DANEC Realizaciones.

Una vida a la lectura y la escritura

“En cuanto a Susana Cabrera, decir que nació en la primavera de 1934 en Montevideo. Y desde entonces, hasta los 22 años vivió allí en Ciudad Vieja, la cual solía recorrer con su madre, y esos recorridos aparecerán luego como parte de su obra. Le gustaba ver zarpar el vapor de la caldera de los barcos yendo a la ciudad de Buenos Aires. También allí debió haber presenciado la explosión del Graf Spee, luego de las batallas contra los ingleses. Todo esto fue marcando la vida de Susana, que comenzó la Escuela Argentina, para cursar luego Magisterio.

Siendo veinteañera, conoce a un joven estudiante para veterinario, Justino Menedéz. Apenas recibido este joven, contraen matrimonio y se viene a vivir a Tacuarembó. Cuando ella llega, descubre algo distinto que le ocurría a las muchachas montevideanas, cuando está en Tacuarembó es una ciudad poca poblada, y lo que más le llama la atención era una ciudad, que es justamente el año que comienzan obras muy importantes en 1956; es el año de las construcciones de los primeros centros de barrios y del estadio de fútbol. 

Fue el proceso de unificación de los Institutos de Formación Docente, ahí ella será profesora de magisterio y de los liceos. Susana admiraba a Jorge Luis Borges, y este escritor dijo: “Hay personas que se jactan de lo que han escrito; a mí me enorgullece lo que he leído”. Con mucha justicia, la Junta Departamental de Tacuarembó, donde están los representantes del pueblo, está presente e hizo uso de la palabra el editor de Fin de Siglo  y dijo que Susana “para ella lo importante era la lectura y lo que más disfrutaba”. A partir de hoy, la recordamos sus amistades y alumnos. La fotografía de Susana pasa a la galería de la Casa de la Cultura. Ahora la tenemos más cerca”, contó el Dr. Eduardo Gómez Lagos.

Portal del Norte.

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